Diario de León

Silvia Clemente defiende la actuación de la Junta frente a la enfermedad

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León

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La consejera de Agricultura y Ganadería, Silvia Clemente, insistió en que la Junta ha puesto en marcha todas las medidas establecidas en la regulación estatal para erradicar la plaga de fuego bacteriano que ha afectado a especies frutales de las zonas próximas a la ciudad de León y en la comarca del Bierzo, además de otros puntos de Omaña, La Magdalena, Valdesamario o la Cepeda, e indicó que el Gobierno autonómico ha destinado, en indemnizaciones, un total de 141.000 euros. La procuradora socialista leonesa Inmaculada Larrauri acusó a la Junta de «no haber tomado medidas preventivas, ni saber qué es lo que hay que hacer. Sólo actúan donde los frutales ya padecen la enfermedad». «No previenen sólo arrancan lo afectado», sentenció y criticó que la Junta «no investiga y no hace seguimiento» de las plagas. Clemente significó que el propio Real Decreto refleja la «dificultad de detección de las plagas porque las plantas son capaces de albergar la bacteria sin que se vea» y explicó que la Junta ha multiplicado por cuatro los medios y equipos técnicos y fitosanitarios hasta llegar a 16 equipos que «actúan de forma intensiva». Peor que los topillos Desde el campo leonés se ha pronosticado ya en repetidas ocasiones las consecuencias de «catastróficas» que para la agricultura y el entorno rural va a conllevar la enfermedad del fuego bacteriano. De hecho, calculan que superará con creces los efectos que ha ocasionado la plaga de ratones en los cultivos de León. La única fórmula efectiva para detener el avance del fuego bacteriano, de eliminar la resistencia de la bacteria y por tanto lograr su destrucción es el arranque de la planta dañada, especialmente frutales de pepita, y su posterior quema. Además de poner en cuarentena el espacio en el que crecieron las especies afectadas durante dos años. De esa forma se abre un periodo de cuarentena que conduce a la desertización de la zona afectada. Cuantificar los efectos resulta complicado. Es la principal objeción de los afectados, propietarios de árboles frutales que este otoño han aportado la última cosecha de fruta, En los próximos meses acabarán en la hoguera, convertidos en ceniza.

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