La crisis de confianza y las repercusiones en el empleo

El sector de la construcción continúa aferrado, al menos públicamente, al convencimiento de que la situación por la que atraviesa se debe más al miedo que ha desatado la crisis de confianza en las entidades financieras que a la situación real del mercado inmobiliario. Pero advierte ya de las consecuencias de un brusco parón en la actividad. Aunque hasta ahora habían optado por alertar sobre el miedo, el denominado G-14 (el lobby formado por las grandes constructoras españolas) habló ya la pasada semana del «estallido de un conflicto social» si la recesión se afianza en el sector. La causa es la masiva contratación de inmigrantes que el sector ha llevado a cabo en los últimos años, mano de obra disponible y asequible para una actividad en permanente crecimiento. Colectivo que, en caso de recesión, crearía un grave problema social al quedar sin ingresos. No hay crisis, pero hay incertidumbre. Y además las ventas de viviendas han caído un 35% en los nueve primeros meses del año. Los constructores advierten de que las tensiones por los tipos y la ralentización de la propia actividad constructora hacen mella. Pero temen sobre todo la restricción del crédito a que les está sometiendo el sistema financiero, atrincherado en su propia crisis de confianza. Sin financiación y con un endedudamiento elevado en el sector, las quiebras en cadena amenazan. El propio Zapatero ha hecho un llamamiento a la responsabilidad al sistema financiero.