Entre setas y castañas

El espectacular crecimiento de micófilos y aspirantes a micólogos, que terminan enganchados por este apasionante mundo de los hongos superiores, ha dado lugar a un movimiento inusitado de sociedades micológicas que se han impuesto en cierta manera, el ordenamiento de esta avalancha incontrolada, las más de las veces, y propensa a equivocaciones irreversibles. Nuestra provincia, privilegiada en la variedad y cantidad de setas comestibles, mantiene también un pequeño grupo de setas venenosas, que de no ser conocidas y dudar de ellas, es mejor no tocarlas aunque vuelva uno a casa con la cesta vacía. Por otra parte, coincidiendo en el tiempo con la aparición de setas, las tierras leonesas, con el Bierzo al frente, ofrece la sabrosa -y nunca dudosa- castaña. Su recogida y posterior beneficio, viene siendo objeto de general alborozo entre las gentes bercianas, que han popularizado su regocijo con las fiestas del magosto. León, además del privilegio que señalábamos anteriormente, en el sentido de la abundancia de especies micológicas, está de enhorabuena al tener a su alcance una de las más prestigiosas sociedades micológicas de España, la de «San Jorge», conectada muy operativamente con las ensoleradas sociedades vascas y catalanas, que juntamente con sus homólogas francesas y portuguesas, intercambian conocimientos, saberes y bibliografía, para el mejor desarrollo de su labor divulgativa y de orientación en las semanas micológicas organizadas. El nuevo Presidente, Julián Cerezal, aporta su larga experiencia micológica al buen hacer de esta veterana sociedad que en estos días celebra su XXXIII Semana de divulgación micológica, que después de un escogido programa de conferencias, terminará el próximo domingo, día 11 con la exposición de diversas bandejas de setas presentadas en el claustro de la Diputación Provincial. Por nuestro vínculo a la citada sociedad, y el montón de jornadas micológicas vividas a su amparo, queremos ampliar este apunte en beneficio de aquellos micófagos empedernidos que salen a veces al campo sin haber oído en ningún momento el criterio de personas cualificadas que despejen las posibles dudas que en el campo o en la cocina, van a encontrar. De hecho, el único consejo que se debe y puede dar ante la toxicidad de algunas especies es que sólo deben recogerse aquellas cuyas características definidas sean bien familiares. Como tantos otros productos bercianos que inundan los mercados de toda España, la castaña está presente en las mejores mesas del país. Pero así como también sus hermanos de origen : el vino, los pimientos, el botillo... han dado lugar a toda una ceremonia en torno a ellos para exaltar su figura con celebraciones, veladas literarias y fiestas de recolección. Así la castaña viene acompañada de un rito ancestral, localizado en torno al día de los Santos, de agradecimiento a una cosecha que aseguraba el alimento básico de todo el año. La sociedad de consumo, que no deja escapar ocasión para actualizar estas viejas tradiciones, vuelve por sus fueros magosteros, exportando incluso la fiesta al resto de la provincia. Entre los más afortunados y concurridos magostos que en el Bierzo se celebran, está sin duda el de Santa Marina del Sil, ese pueblecito tan recoleto, que ha saltado a la fama en razón de su acreditado «Festival de la Carpa», que con sus 30 ediciones, hace las delicias de los pescadores de la comarca. EL CIT. de Santa Marina, creador y mantenedor de este festival, que cuida y mima su Presidente, Ángel González, puede apuntarse un buen tanto con el camino que lleva su otra Institución: la del magosto otoñal y la figura del «Castañero Mayor del Bierzo», que en esta ocasión recae en el grupo folklórico-cultural Templarios del Oza, con motivo del XX aniversario de su nacimiento y la especial atención que viene prestando al Centro de Iniciativas Turísticas de Santa Marina del Sil. Este bello rincón berciano, de Santa Marina, celebrará su vistoso magosto los días 10 y 11 de noviembre. De nuevo estallarán las castañas asadas al «borrallo», y cada «estoupido» será recibido con la alegré gritería de la concurrencia, mientras los «fuganeiros» removerán sabiamente las brasas, y los tambores darán mil y una vueltas a sus vientres cargados de castañas para que no falte la segunda variante y el contraste de sabores. Como siempre, la mocedad dará ese toque especial de la juventud cantando coplas alusivas a la circunstancia, como aquella que dice: «Vamos a bailar/ que nos van a dar castañas/ si buenas son cocidas/ mejor están las asadas».