| Entrevista | Rodrigo González Díaz |
Un grupo de cifras astronómicas «No sabía en qué trabajaría, pero me gusta el almacén»
Desde aquella primera tienda de Zara que Amancio Ortega abrió en 1975 en Coruña el grupo Inditex ha crecido hasta emplear actualmente a 70.000 personas en todo el mundo, y sumar el año pasado una facturación que superó los 8.000 millones de euros, con unos beneficios superiores al millar de euros. Cifras astronómicas para una forma de entender la moda que la empresa define como «creatividad y diseño de calidad, junto con una rápida respuesta a las demandas del mercado». Inditex lleva a cabo todas las fases del proceso de la moda, desde el diseño y la fabricación a la logística y venta en tiendas propias. Desde estas tiendas llega la información para que los diseñadores se adapten en el menor tiempo posible a los deseos de los clientes. Diseñadores que no trabajan por temporadas, sino continuamente. De hecho, sólo el año pasado crearon más de 30.000 piezas. Más de trescientos diseñadores se encargan de ello, doscientos de ellos dedicados en exclusiva a Zara. La fabricación se realiza en más del 60% en Europa; y el resto en Asia. La logística, de la que forma parte el centro de León, distribuye simultáneamente a todas las tiendas del mundo con una frecuencia elevada y constante. Dos veces por semana en el caso de Zara; incluyendo nuevos modelos en cada envío. Actualmente Inditex tiene más de 3.500 tiendas repartidas por 68 países de Europa, Asia, América y África. Zara es la mayor de sus cadenas comerciales, pero cuenta también con otros siete formatos: Kiddy's Class, Pull and Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho y Zara Home. Rodrigo González Díaz («con a») se enteró por el periódico hace algo más de un año de que Inditex buscaba gente para su centro logístico de León. Se presentó a las pruebas y fue superándolas, hasta formar parte de aquel primer centenar de trabajadores que ha ido compaginando formación y trabajo para poner en marcha con éxtito esta plataforma. «No sabía en qué iba a trabajar, en realidad vine sin saber para qué exactamente». Pero siguió las prácticas y la formación y hoy, apenas un año después, es uno de los empleados que ha entrado ya en el proceso de promoción interna, al que el grupo gallego presta especial atención. Es ya coordinador de equipo. «Es un trabajo duro, pero si haces bien las cosas y le coges el ritmo no resulta tan mecánico. A mi me gusta el almacén», explica González, quien destaca la formación continua que recibe la plantilla tanto en lo referente a los procesos de recepción y facturación como en los riesgos laborales. También destaca que los turnos en la empresa son fijos, de mañana o tarde y sólo un pequeño grupo de noches, lo que permite una mejor organización de la vida fuera del trabajo. Y recalca que cada mes reciben una revista interna en la que no sólo se dan a conocer los proyectos de la empresa y todo aquello que a su actividad se refiere, sino las experiencias de los trabajadores. Algo que les hace sentirse parte activa del grupo empresarial.