Mapuches de Chile y obreras de Bolivia, testimonios de exclusión
La situación de exclusión y marginación de la población mapuche en Chile, particularmente de las mujeres, y de las obreras bolivianas que trabajan en la industria de la castaña (nuez de Brasil) en Beni, fueron ayer denunciadas en León por dos de sus protagonistas, Dominica Quilapi y Narda Baqueros, en un acto organizado por la Asociación Mujer y Revolución. Dominica Quilapi subrayó que la cultura mapuche se encuentra al borde de la desaparición por falta de «tierra para alimentar al pueblo», ya que las transnacionales son las principales propietarias. Las mujeres, que sufren una dependencia absoluta de maridos, padres y hermanos, son las principales víctimas: «Las mujeres tenemos que tener la autorización del marido para poder salir», dijo Dominica Quilapi, que a sus 42 años ha alcanzado el «gran lograr» de salir por primera vez de su casa. El pueblo mapuche (40% en Chile y 60% en Argentina) reclama la conservación de su lengua indígena. Narda Baqueros, boliviana de la región de Beni, explicó que 11.000 mujeres trabajan en este rincón de la Amazonía en la recolección y quebrado de castañas, el fruto que la selva regala entre los meses de noviembre y febrero y que las fábricas transforman a temperaturas de más de 70 para su exportación. La mano de obra femenina e infantil y juvenil -85% del total- quiebra las castañas una a una. La jornada empieza a las cuatro de la madrugada y termina doce horas después para ganar cinco dólares. Ahora, pende sobre estas familias la amenaza de la emigración a consecuencia de una central hidroeléctrica que promueve Brasil.