Diario de León

Un cauce para la infancia

«Los primeros que nos abrieron las puertas fueron los chavales», dice uno de los educadores del programa Cauce de la Fundación Juan Soñador en León, que celebra sus diez años de existencia

La concejala Teresa Gutiérrez, Enrique Martínez Reguera, Felipe Franco y Santiago González

La concejala Teresa Gutiérrez, Enrique Martínez Reguera, Felipe Franco y Santiago González

León

Creado:

Actualizado:

Todo empezó hace díez años con «Surco», el nombre del programa de ocio y tiempo libre impulsado desde la Fundación Juan Soñador para sembrar en la infancia y la adolescencia más desfavorecida de la ciudad la ilusión de disfrutar de la vida. Y continuó al año siguiente con «Tragaluz», un resquicio de luz en forma de vivienda-hogar para preparar para la vida independiente a chicos y chicas bajo la tutela de la administración antes de que cumplieran los dieciocho años y de que fuera tarde para que se perdieran en el maremagnum de las instituciones «de menores». El programa Emancipa-Enlace, que tomó forma en el año 2000, ayuda a un puñado de estos jóvenes a dar el salto a la vida autónoma cuando dejan de ser responsabilidad de la administración. En el mismo año arranca en Armunia el centro de día Fontana por el que han pasado más de 300 jóvenes y adolescentes. La última iniciativa es el proyecto de prevención del riesgo en la adolescencia «Construyendo futuro». Santiago González, educador de la casa hogar Tragaluz unido al programa Cauce desde sus inicios, relató que los diez años del «viaje que se convirtió en aventura» comenzaron en torno a la figura de «Farruco», el salesiano que facilitó y guió a un grupo de jóvenes profesionales (Trabajo Social, Enfermería, Económicas...) que tenían en común la inquietud por hacer algo en la sociedad leonesa. «La calle y las personas que llevaban tiempo pateándola nos enseñaron a escuchar y a hablar con sencillez», explicó. Visitarona personas afectadas por el sida en situación terminal, las chabolas del río y los colegios a donde no querían ir los chavales... Y al final decidieron acotar el campo de actuación para empezar a trabajar, «y nos centramos en los chavales. Ellos fueron los primeros que nos abrieron las puertas», reconoció el educador en la presentación del décimo aniversario del programa Cauce. La clave del «Cauce», agregó el educador, «ha sido apostar por las personas», tanto educadores como niños y niñas. Primero como voluntariado y luego como profesionales, subrayó, han convertido en guías del proyecto acciones como «imaginar, soñar, educar, volar, decidir, confiar, decidir, gustar, aventurar, saltar...». Así las plasmaron chicos y chicas en unas originales camisetas que sirvieron de felicitación navideña. «No olvidemos ser coherentes con las motivaciones que nos llevaron hasta aquí», concluyó.

tracking