Batallas con nombre propio
Melchor Moreno se convertirá en el tercer secretario general de la UPL desde su fundación, en 1986, tras los mandatos de José María Rodríguez de Francisco y Joaquín Otero. El partido se encuentra sumido en la segunda crisis interna más grave de su historia, que se fraguó a principios de año con la «guerra» para asignar los primeros puestos en las listas electorales a las elecciones autonómicas y generales del 27-M. La batalla por un escaño en las Cortes la venció Joaquín Otero, quien consiguió que el jugador de balonmano Héctor Castresana ocupara el número 2 en la lista, después de él mismo. En las listas municipales, la confrontación se escenificó en el Ayuntamiento de León. Las presiones de Conceyu Xoven, -la organización juvenil integrada en la UPL- consiguieron colocar a Abel Pardo de número 3 en sustitución de Alejandro Valderas, uno de los hombres más válidos del partido, y que hasta entonces había sido concejal. El retorno de Abel Pardo al Ayuntamiento y la salida de Valderas añadió aún más malestar a un partido dividido de forma definitiva tras la firma del pacto de gobierno con el PSOE, postura liderada por el actual vicealcalde Javier Chamorro y denostada por el sector de Joaquín Otero, que apoyaba un acuerdo con el PP que otorgara al alcaldía a la UPL. La guerra continuó en la Diputación, cuando Lázaro García Bayón se hizo con el único puesto en liza en el Palacio de los Guzmanes, en una candidatura sorpresa que arrebató el puesto a Luis Herrero Rubinat. El proceso congresual aireó las profundas discrepancias de la corriente interna Leonesismo y Sociedad, que presentó la candidatura de Félix Echevarría que no llegó a consolidarse lo que provocó la ruptura de la corriente con el partido.