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La última oportunidad de la UPL

Melchor Moreno asume el mando de una nave a la deriva con el mandato de la militancia de que se acaben los reproches públicos y la misión de salvar el leonesismo político

Publicado por
Maite Rabanillo - redacción
León

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Los afiliados hablaron ayer alto y claro en el congreso de UPL. Hartos de los enfrentamientos mediáticos de sus primeros espadas, el apoyo masivo demostrado en las urnas a la nueva andadura liderada por Melchor Moreno demuestra que la militancia quiere acabar con los tiempos de la demagogia y los reproches públicos, de los protagonismos exacerbados y de los codazos en las listas. Contaban ayer entre las filas del congreso que la verdadera UPL no ocupaba titulares en la prensa pero mantenía firme el sentimiento leonesista que impulsó el partido hace ya dos décadas. «Toda esta gente sigue creyendo en lo mismo y conserva intactas las ganas de seguir adelante», señalaba ayer un militante cualquiera que no se paraba a mirar atrás, porque cree que aún hay futuro para un partido que hasta sus propios líderes dan por engullido en las fauces de los grandes. Y esta determinación sin reproches es el verdadero bagaje de una formación que empieza hoy un viaje decisivo. Fueron algunos menos que en Astorga, y muchos menos que en la cita del año pasado, pero casi todos los que acudieron ayer al Chalet del Pozo votaron. Cerca de 300 militantes cambiaron la comida por las urnas para decir que sí, que creen que el leonesismo político tiene futuro. En su nombre tiene que trabajar la nueva dirección de UPL. Hacia dentro y en la sombra. Sin titulares ni focos. Amarrando la base y calmando los espíritus megalómanos. Moreno no es un personaje especialmente carismático. No es hombre de grandes palabras ni de gestos elocuentes, pero quizás sea el adecuado para guiar a un partido a la deriva porque todos le definen como hombre de consenso y si algo hace le falta a la UPL de hoy es asentarse. Tiene ante sí el reto de cohesionar un partido zarandeado en público por las disputas internas. Para empezar con buen pie, el nuevo secretario general recibió ayer la llamada de felicitación del contrincante que no lo llegó a ser. Félix Echevarría, «Cheva», no estuvo en el congreso, como había anunciado, pero sí habló para decir que se quejará de lo que tenga que quejarse, pero que lo hará en casa y que va a «dejar hacer». Todos los hombres con voz en el partido mostraron en público su apoyo a la nueva dirección de partido hablando de renacimiento y de integración. Otero fue uno de ellos y lanzó un mensaje positivo y con sentido. No abandona el barco y seguirá dando guerra en las Cortes. Su compromiso es vital para que se vea la funcionalidad de la UPL. El trabajo en Valladolid ilusiona a la militancia y, aunque en los últimos tiempos parece haberse reducido la beligerancia de Otero, el procurador está obligado a retomar el rumbo y no bajar la guardia porque al leonesismo político no se le van a perdonar las medias tintas. Chamorro mantiene ante sí el reto de no dejarse fagocitar por un PSOE crecido en el Ayuntamiento. No basta el papel de comparsa de Fernández y más aún cuando ahora ejerce de presidente, por muy representativo que sea el cargo. Los leoneses empiezan a olvidar que la UPL está en el equipo de gobierno porque es el alcalde socialista el que ejerce de leonesista y apenas se oyen más voces que la suya. Luego quedan las ambiciones personales que han generado enemigos irreconciliables que apenas se dirigieron la palabra ayer en el congreso y encauzar el mensaje si no quieren que el leonesismo social sea el que tome la palabra en la calle. La primera mano la tenderá hoy Melchor Moreno cuando haga saber a los miembros de Conceyu Xoven que la dirección también cuenta con ellos, aunque los votos de la militancia les dejara ayer fuera del comité ejecutivo. Habrá que estar atentos a estos primeros pasos. Son decisivos para saber si la UPL sale de ésta.