Con voluntad de ayudar
Protección Civil tiene en la capital a más de cien efectivos dispuestos a colaborar siempre que se les llame. Ayer realizaron un simulacro en la plaza de Regla con la realidad como protagonista
El rugir de las sirenas anuncia el comienzo de una actividad altruista para la que no sirven elogios, sólo admiración. Varias camillas descansan sobre el suelo, junto a un hospital de campaña. Motos, vehículos todoterreno y una ambulancia, también alguna bicicleta, esperan en silencio la llegada de los niños. Ayer no había concierto, tampoco un evento deportivo ni una manifestación, pero los voluntarios de Protección Civil tuvieron mucho trabajo. No era una labor de contención ni de apoyo a la Policía, a lo que están de sobra acostumbrados; la mañana de ayer ejemplificó el trabajo de un contingente que en León está formado por más de cien efectivos, para desarrollar 10.000 horas de trabajo y quinientos servicios. Pocos conocen esta labor y por eso había que mostrarla. La jornada de puertas abiertas comenzó en la plaza de Regla a las once de la mañana. Los estudiantes de los institutos Giner de los Ríos y Virgen Blanca asistieron a una demostración en la que las risas y el divertimento no ocultaban la cruda realidad. Una llamada por la emisora avisaba de un accidente, sólo era un simulacro, pero el protocolo para este tipo de emergencias se cumplió con escrupuloso detalle. Los efectivos desplegaron en pocos minutos el material sanitario necesario para atender a la víctima, aunque en esta ocasión las prisas doblegaron ante una tarea divulgativa. Con paciencia, el personal de Protección Civil explicó a los jóvenes una manera de actuar que salva vidas y enseña valores. A pesar de la corta edad de algunos de los allí presentes, el único ruido que enturbiaba el ambiente era el de las sirenas, que por un día no eran el prólogo de un incidente, sólo un sonido alborotado que no escondía la voz de los agradecimientos. La atención representaba el respeto de los estudiantes hacia el voluntariado, formado por personas de todas las edades, porque la ayuda no conoce perfiles. Por eso, el Ayuntamiento tiene previsto aprobar en breve un nuevo reglamento de Protección Civil para que todas las personas mayores de sesenta años puedan invitar con su experiencia a la cooperación y a la colaboración y no estén excluidas de formar parte de una familia que aporta humanidad a las situaciones que la necesitan. Incluso se va a crear una brigada infantil formada por niños y niñas de entre 8 y 17 años que serán formadas en principios básicos, así como en primeros auxilios y tareas de extinción de incendios.