OPINIÓN
El hombre que vetó el Partido Socialista
EL MUNDO DE LA política es un sinvivir; a cada paso, en cada momento se descubre algo nuevo o a alguien nuevo, que esta provincia está plagada de personajes y personajillos que siempre tienen el don de reinvertarse a sí mismos y salir airosos. Muchos de estos personajes han convertido el lugar que dirigen, por mandato de los ciudadanos -conviene no olvidarlo-, en su particular reino de Taifas. «Prefiero oler a humo que no a pies»; «yo aquí -en el salón de plenos- fumó porque quiero». ¿A quién dirían que pertenecen estas afirmaciones? Pues a uno de estos personajes, a Máximo Campano, que ha convertido el Ayuntamiento de Vega de Infanzones en su particular reino de Taifas; el mismo que el pasado lunes culpó al Gobierno de la muerte del Raúl Centeno a manos de ETA y, lo peor, es que se quedó igual de ancho que cuando meses antes había lanzado las otras dos afirmaciones para criticar la Ley Antitabaco. Pues bien, este personaje, como todos, tiene historia y ésta es, cuando menos, curiosa. ¿Alguien podría imaginarse que este hombre integró en su día una lista del PSOE en Vega de Infanzones y si no concurrió a las elecciones es porque fue vetado por la dirección socialista? Pues es cierto y, tras el veto, se fue al PP, donde logró la alcaldía en la que aún permanece y desde la que lanza ahora esa dura acusación. El partido le ha desautorizado, pero no es suficiente; él debe salir y pedir disculpas públicas y si no dimitir, porque su cargo, como a la mujer del César, le exige ser honrado, no sólo parecerlo.