| Reportaje | Por el cuidado de la especie |
Todos con el oso pardo
Los ecologistas suscriben una declaración conjunta para impulsar nuevas medidas que protejan a este plantígrado y apuestan por cambiar la gestión de esta especie amenazada tras la aparición de cinco e
Un total de 17 agrupaciones conservacionistas, tras la aparición de un nuevo oso pardo muerto en Resoba (Palencia), han suscrito una declaración conjunta para impulsar nuevas medidas que protejan al plantígrado en la Cordillera Cantábrica. A su juicio debe variarse la gestión de la especie amenazada en Castilla y León para paliar «esta grave situación», tras aparecer cinco ejemplares muertos por disparos o envenenados en León y Palencia en los últimos tres años. En lo que va de año son dos los osos hallados muertos en la Montaña Palentina en el Parque Natural Fuentes Carrionas y Fuente el Cobre, un espacio de especial interés incluido por la Unión Europea dentro del catálogo de enclaves naturales bajo la figura de LIC (Lugar de Interés Comunitario) y ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves). Entre otros muchos valores, se concentra el núcleo de osos pardos más importante de la denominada población oriental, con unos 25 ejemplares que se distribuyen en el área limítrofe entre Cantabria, León y Palencia. A juicio de los ecologistas, la situación que subyace con el hallazgo del nuevo ejemplar de oso muerto -aunque los primeros datos de la necropsia realizados por la Junta señalan que su muerte fue por causa accidental- pone de manifiesto que el medio natural de esta zona de la Cordillera Cantábrica, y por ende el hábitat de la especie protegida, «se enfrenta a constantes amenazas». En este sentido, la plataforma ecologista señaló que existe una excesiva presión cinegética en las Reservas Regionales de Caza de Riaño (León) y Fuentes Carrionas (Palencia); una «pésima» política forestal en las áreas oseras que prima la producción por encima de la conservación de los bosques; actuaciones agroganaderas de elevado impacto como las concentraciones parcelarias que se acometen en el Parque Natural de la Montaña Palentina que van a suponer la apertura de 500 kilómetros de nuevas pistas forestales; y una «escasa vigilancia» de la Junta sobre los productos fitosanitarios susceptibles de ser utilizados como venenos para la fauna salvaje. Igualmente, apuntan a que existe «ineficacia» en los sistemas de vigilancia .