Diario de León

La línea Madrid-Valladolid fue financiada en un 50% por los recursos de la UE, con 1.807 millones

El dinero de las constructoras suplirá la falta de fondos europeos para el AVE

La ayuda europea sufrirá un recorte del 52% para el periodo 2007-2013 sobre los 12 años anteriores

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J. Díaz de Alda / M. Pérez - madrid / león
León

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La economía española crece a buen ritmo y el país ya ha abandonado el furgón de cola europeo para consolidarse como uno de los más punteros. Un progreso evidente y ansiado que se ha logrado, en buena parte, gracias a las ayudas europeas. Parte importante de esa solidaridad ha servido para poner al país «a la cabeza del mundo en alta velocidad», como recientemente ha presumido la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Pero ese dinero se acaba y España, lejos de recibir, debe ahora ofrecer su apoyo a los nuevos socios comunitarios para que éstos prosperen. Ahí es donde entra el sector privado, condenado a tener cada día más protagonismo en la financiación de las grandes obras públicas. Entre 1994 y el 2007, España recibió 7.350 millones de euros desde distintos ámbitos europeos para las obras de la alta velocidad. Fondos como los de cohesión o los Feder han servido para financiar el 50% de las líneas Madrid-Barcelona y Madrid-Segovia-Valladolid o el 41% de la que une Córdoba y Málaga. Aportes que han sumado 3.501, 1.807 y 853 millones de euros, respectivamente. En total, Europa ha pagado el 14% de los 50.658 millones de euros gastados en alta velocidad hasta ahora. Pero el nuevo escenario es muy diferente. Para el periodo 2007-2013 están previstas ayudas de 'sólo' 3.500 millones, lo que representa un recorte del 52% respecto a los anteriores doce años. Más adelante, además, las cantidades seguirán disminuyendo. Para suplir ese enorme hueco en la cartera, Fomento está abocada a «echar mano» de las grandes empresas privadas. Además, las normas europeas son muy estrictas sobre la deuda pública generada por la construcción de trenes, carreteras o aeropuertos. Las previsiones del Peit El Plan Estatal de Infraestructuras del Transporte (Peit), que incluye obras por valor de 250.000 millones de euros hasta 2020, prevé que el 20% de la financiación prevenga de las empresas privadas. Otro 20%, añade el programa, se pagaría entre el Estado y las compañías. Para articular esa colaboración, el Gobierno creó el año pasado la Sociedad Estatal de Transportes Terrestres (Seitt S. A.), dedicada hasta ahora casi en exclusiva a la renovación de las autovías de primera generación. La patronal de las constructoras (Seopan) ha insistido, sin demasiado éxito, en el deseo de las empresas de participar en los grandes proyectos de Fomento. Una alternativa muy rentable y segura para las empresas ahora que el negocio inmobiliario flaquea. Conexiones pendientes Antonio González Marín, presidente del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), insinuó esta semana que el capital privado entrará en los nuevos desarrollos del AVE. Aún quedan conexiones como la Madrid-Valencia, las que terminen de unir la capital de España con Galicia o Portugal y la denominada 'Y' vasca. Precisamente sobre ésta, y en particular sobre el ramal Vitoria-Dax (Francia), lanzó González Marín la primera insinuación de colaboración público-privada. La idea, según fuentes conocedoras del proyecto, sería sacar adelante la obra mediante un sistema parecido al que se adoptó en el Figueres-Perpignan. Esto es, una concesión (en aquel caso a ACS y la gala Eiffage) a través de la que las empresas elegidas construyen la vía y la explotan durante un plazo de tiempo cobrando un canon a los operadores ferroviarios por su uso.

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