El colectivo inmigrante empadronado es casi ya el 7% de la población

Una hipótesis: «Si propusiéramos un día sin el trabajador inmigrante, un 85% de los servicios estaría bajo mínimos», augura la representante de la colonia cubana en León, Marta Frederik. No es una amenaza, ni un aviso. El dato ofrecido por la caribeña encuentra acomodo en las cifras oficiales. Aunque los responsables municipales reconocen que «no se puede conocer la población inmigrante itinerante», ni la de hecho, el colectivo de personas extranjeras de derecho en la capital suma ya el 6,8%, según los datos ofrecidos por la concejala socialista Teresa Gutiérrez en la presentación de los actos del Día de la Inmigración, fijado en el calendario para el 18 de diciembre, pero que en la capital leonesa se conmemorará el día 15. Un sector poblacional de 8.910 personas -cerca de 17.000 en toda la provincia, según estimaciones de la Subdelegación de Gobierno-, que en el último año ha experimentado un crecimiento del 18,2%, en el que la diferenciación por sexos raya la paridad. El auge, personificado en los 1.625 nuevos inmigrantes empadronados desde diciembre del 2006 hasta la fecha, encuentra explicación en una doble ventaja: no tiene relación causal directa con ningún otro proceso de regularización y capacita al nuevo vecino para su entrada en diferentes servicios, entre los que destaca la asistencia sanitaria, como detalló la edil del PSOE. La llamada ofrece un caleidoscopio en el que, por orden, la mayoría de los inmigrantes procede de Marruecos, Colombia, Rumania, República Dominicana, Brasil, China, Ecuador, Bulgaria, Portugal, Argentina, Venezuela y Argelia; con el colectivo marroquí preeminente entre los hombres y el colombiano entre las mujeres. La integración no ha causado «problemas serios» a los nuevos empadronados en la capital leonesa, según detalla Frederik, quien reconoce que «sí que se mantiene el cartel de inmigrantes, aunque se lleve de residencia en León muchos años», lo que deriva en que «se tengan los derechos en los papeles, pero no en la práctica». Ahora, vencido el tópico de que «el inmigrante viene a quitar el trabajo a los españoles, cuando lo que hace es cubrir una carencia», la vista se dirige al horizonte: «¿Qué pasará con la segunda generación?», dejó planteado el representante de UGT en el consejo municipal.