A Correos hay que entrar con cascos
En esto de la deuda los hay que tienen mucho que callar, como ese concejal del PP que está más preocupado de lo que le dejó a deber su amigo Amilivia que de la subida de impuestos
La deuda con Correos data ya de 20 años, pero la directiva asturiana, sin encomendarse a nadie, decidió que era hora de cortar el suministro La deuda del Ayuntamiento de León saca a escena lo mejor y lo peor de cada casa y provoca situaciones que, cuando menos, merecen un análisis. Como la de esa enigmática directiva asturiana -poco importa su nombre- de Correos que el pasado miércoles ordenó cortar el servicio postal al Ayuntamiento, y, oye, lo cortó. ¿La razón? La deuda; una deuda de casi 250.000 euros que otros dejaron y a los que nunca amenazaron con ningún corte, ni de mangas. Pero hete aquí, que esta ilustre se levantó el martes, y al más puro estilo doberman -casi el mismo que el que ejercía el que era ministro de la cosa del Fomento cuando ella accedió al cargo, el también asturiano Álvarez Cascos-, ordenó: «A partir de ahora que paguen cada franqueo o no se hace». No atendió ni a órdenes superiores de la dirección de Madrid, ni del Ministerio y sólo la firmeza del alcalde de León evitó que la cosa pasara a mayores y el corte duró el tiempo que tardó en enterarse Madrid de la decisión unilateral de la enigmática directiva. Claro que mientras tanto, y según la indiscreción de dos concejales del equipo de gobierno -uno del PSOE y otro de la UPL-, se armó la marimorena, tanto que en la crisis intervino hasta una dotación de la policía local y se escribieron decretos para defender los intereses de la institución. La directiva quiso cortar el correo, pero se olvidó del teléfono y fue una llamada desde la capital la que le ordenó que enmendará la orden y las aguas volvieron a su cauce, ¿o no? Habrá que preguntarle a los ediles parlanchines.