Asociación de Mujeres Antimutilación
«La ablación no es exclusiva del islam, la hacen también cristianos»
Cataluña realiza desde junio un programa para erradicar la mutilación genital femenina entre las hijas de inmigrantes subsaharianos con la mediación de Amam
El testimonio de Mama Samateh, fundadora de la Asociación de Mujeres Antimutilación, fue uno de los más sobrecogedores que ayer se recogió en las jornadas sobre Mujer inmigrante y violencia de género en Europa organizadas por la Fundación de Familias Monomarentales Isadora Duncan en el Musac de León. La fundadora de Amam vive desde hace 23 años en España pero Gambia, donde nació y se crió, es la única nación africana que no castiga ni persigue la ablación de las mujeres, de las niñas últimamente. En la mayoría de los países subsaharianos se practica de manera clandestina. En su tribu, los mandinga, la ablación es una norma que ninguna mujer puede transgredir y menos aún en el medio rural: «Si no lo haces te apartan de la sociedad, te dicen que eres sucia, que no eres mujer, que no sabes... En los pueblos se reúne la gente mayor, sin contar con las madres, y deciden qué niñas van a ser mutiladas. Si dicen algo van a tener problemas en su matrimonio y delante de su cara van a coger a la niña y se la llevarán». Más de cien millones de mujeres en el mundo están mutiladas y dos millones de niñas son víctimas cada año de esta práctica. -¿Qué resultados está dando el programa que realizan en Cataluña para erradicar la mutilación entre hijas de inmigrantes subsaharianos? -Hemos logrado que muchas niñas no sean mutiladas. Informamos y sensibilizamos a las familias, pero sobre todo tenemos el apoyo público de colegios, servicios sociales y de los mossos de Esquadra. Cuando se detecta que una familia va a ir de vacaciones con las hijas se hace mediación para que se comprometan por escrito a que su hija regrese sana. Si no aceptan intervienen los mossos. Se les informa que la mutilación está penada en España con penas de seis a doce años de prisión y son llamados a declarar por el juez. Desde agosto a septiembre hemos tenido cinco casos y sólo uno se negó a firmar. La mujer se va con sus cinco hijas y tendrá que volver en un máximo de seis meses. Entonces, las niñas serán examinadas por los pediatras. Si no están sanas sus padres serán encarcelados. -¿Cómo empezó esta lucha? -En 1998 fui de vacaciones a mi país, donde hay una asociación que trabaja desde 1994 luchando contra la ablación. Me proponen que empiece a formar a mujeres para empezar a trabajar en España. Al principio yo misma tenía miedo, me parecía que no iba a poder hacer nada. Pero lo propuse en el hospital donde hacíamos cursos de salud comunitaria y prevención del sida y me dijeron que me apoyaban: empezamos tres médicas españolas y dos gambianas. Ahora hay una docena de mujeres en la zona del Maresme, vamos a poco a poco. Lo enfocamos como un tema de salud, pero muchas veces se marchan, nos dicen tontas. Es un tema tabú y piensan que si se habla de ello pueden morir. -¿Cómo justifican la mutilación femenina en su país? -Depende del sitio. Cada tribu tiene su manera de pensar. Lo más grave es que en mi país se ha malentendido como un mandato de la religión musulmana, cuando se practica también en muchas tribus que son cristianas. Es algo que se ha impuesto como un castigo a las mujeres sin fundamento religioso ni cultural. Su fin último es el control de la mujer por parte del marido, para estar seguro de que le va a ser fiel. -Aparte de no sentir nada, como dicen en su campaña, ¿qué consecuencias tiene la ablación? -Tienen el riesgo de morir de una hemorragia, porque el corte se realiza en casa con cuchillos sin ningún tipo de desinfección. No hay antibióticos y recurren a remedios de plantas que no son eficaces. Pero en caso de no morir, la niña tiene el susto para siempre. No dirá nada, pero no se olvida. A una niña que ha sido mutilada se la reconoce perfectamente, no deja de llorar, está triste... ya no puede ser más como los demás niños. -¿Siempre se lo han hecho a las niñas? -Antes se mutilaba a las mujeres a los 16 o 20 años, cuando se iban a casar. Ahora hay más riesgo de que se rebelen y se lo hacen a las niñas que están indefensas. -La inmigración está cada vez más extendida por España y su programa se limita a Cataluña. -Nosotras no tenemos medios para actuar en otras zonas y tiene que hacerse de manera coordinada entre colegios y servicios sociales. Hay que estar atentos a posibles viajes al país de origen porque ahora es más fácil que suceda en provincias donde pueden pasar desapercibidos porque no hay nadie que vaya a denunciar y las mujeres que están aquí traen la herencia de sus antepasados.