«Las mujeres inmigrantes sufren doble discriminación»

Las mujeres inmigrantes son un cinco por ciento de la población española, pero casi una de cada tres denuncias por violencia de género son puestas por ellas y otras muchas en situación irregular no denuncian, según señaló ayer el abogado leonés Juan Caunedo, en la ponencia central de las primeras jornadas sobre Mujer Inmigrante y Violencia de Género en Europa que se claururaron ayer en el Musac. El letrado denunció la «doble discriminación» de las mujeres inmigrantes y aunque reconoció los avances legislativos que pretenden proteger a las víctimas de violencia de género inmigrantes, subrayó que «pese a las buenas intenciones de la norma, lo cierto es que su aplicación práctica está suponiendo la imposibilidad de la mujer inmigrante ilegal a los recursos especializados». Además, las mujeres extranjeras son reticentes a denunciar la violencia por «la incertidumbre» sobre el éxito del juicio -hay un 42% de sentencias absolutorias por violencia de género en los juzgados de lo Penal y un 25% de las órdenes de protección son denegadas- y, en el caso de las que carecen de permiso de residencia, por temor a la aplicación de la instrucción 14/2005 que puede suponer su expulsión, pese a entrar en contradicción con lo dispuesto en la ley de violencia de género y su reglamento que obliga a informar a estas mujeres de que «su situación administrativa no incide en sus derechos a la asistencia integral que la Ley le reconoce y que tiene derecho a regularizar su situación por razones humanitarias». Asimismo, Juan Caunedo apuntó otros obstáculos en el acceso a los servicios especializados (casas de acogida) y a las ayudas económicas (renta activa de inserción) debido a la «práctica común» de las comunidades autónomas de exigir la previa denuncia, con excepción de algunas como Galicia y Cataluña, que permiten acreditar la condición de víctimas por otros medios que no sean la denuncia. «Relegadas» El abogado leonés habló en su ponencia de la creciente feminización del fenómeno migratorio en España y, también en León, especialmente entre las naciones europeas no comunitarias y latinoamericanas. Por el contrario, las mujeres son una minoría entre los colectivos de inmigrantes de Senegal y Pakistán. «Pero este desarrollo de las corrientes migratorias feminizadas cuenta con un importante lastre: suelen ver restringido su acceso al mercado de trabajo hasta el punto de verse relegadas a las tareas reproductivas más desvaloradas», desde el servicio doméstico y la atención personal a la prostitución. En este sentido, resaltó que la masiva ocupación en tareas domésticas de las inmigrantes está relacionada con «la incorporación de la mujer occidental al mercado de trabajo». El abogado subrayó también que el «incremento de la inmigración con fines sexuales ha convertido en un problema a escala mundial, especialmente grave en el caso de España», que está entre los diez primeros países de destino de las víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual. Las primeras jornadas sobre Mujer Inmigrante y Violencia de Género en Europa, organizadas por la Fundación de Familias Monomarentales Isadora Duncan, concluyeron con una mesa redonda en la que las diferentes oenegés leonesas expusieron sus experiencias, después de que el primer día se centrara en las experiencias internacionales. Las jornadas fueron clausuradas por la responsable de la unidad de violencia de género de la Subdelegación del Gobierno, Raquel Crespo, la presidenta de la fundación, María García, y el diputado Francisco Castañón.