Diario de León

La cuarta jornada en cautividad concluye sin novedades en las expectativas de su liberación

La cooperante de Cuadros llevaba sólo un mes en Somalia: «Se fue sin miedo»

La organización no gubernamental para la que trabajaba no había sufrido nunca un ataque en la zona

Mercedes García, en imagen de archivo, ante el edificio de Botines

Mercedes García, en imagen de archivo, ante el edificio de Botines

León

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La cooperante leonesa secuestrada en la localidad africana de Bosasso desde el pasado miércoles se había incorporado a su puesto en Somalia hace apenas un mes, según confirmó una portavoz de Médicos sin Fronteras para la provincia de León en calidad de portavoz oficial de la familia de la víctima del rapto. La organización no gubernamental apuntó en las últimas horas en su página web que este es el primer ataque que recibe uno de sus integrantes en la zona «aunque Somalia está considerada ahora mismo uno de los cinco países más peligrosos del mundo». Mercedes García Valcarce fue capturada el pasado miércoles por un grupo de aproximadamente diez delincuentes, que la sacaron del taxi en el que viajaba junto a la también cooperante argentina Pilar Bauza y se la llevaron retenida por motivos que aún se desconocen. Pese a que inicialmente se especuló con la posibilidad de que los raptores hubiesen solicitado un rescate de 250.000 dólares por las dos mujeres, los gobiernos de España y Argentina han descartado la hipótesis y Médicos sin Fronteras se ha alineado en la misma postura «porque se supone que a quien tendrían que exigir el pago de esas cantidades es a nosotros, que somos los que estamos allí». MSF está presente en la zona desde mayo del 2007, de acuerdo a las informaciones oficiales facilitadas por la propia organización, con ocho expatriados y alrededor de cien trabajadores nacionales. La jornada de ayer, cuarta que padece la cooperante leonesa en cautiverio, concluyó sin novedades en torno a su posible liberación. Pese a la expectación inicial que despertó el hecho de que se afirmase que se las había visto en buenas condiciones a través de unos prismáticos y con síntomas de estar siendo alimentadas, la desazón de la familia leonesa es lógica. «Cuando se fue, no tenía miedo», apuntó esta misma fuente consultada. «Sabemos cómo son estos trabajos pero también se necesita una vocación especial». MSF insiste en su liberación urgente.

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