Acusa a la Junta de autorizarlo pese a la Directiva Hábitat europea
Ecologistas en Acción denuncia el cultivo de remolacha transgénica
Exige que se frene su uso en San Cristóbal de la Polantera y Valdefuentes del Pámaro
Ecologistas en Acción presentó el pasado 28 de diciembre ante la Consejería de Medio Ambiente de la Junta un conjunto de alegaciones contra la liberación de organismos modificados genéticamente que promueve la compañía Monsanto. El objetivo de la multinacional aseguraron es desarrollar variedades de remolacha transgénica en campos experimentales situados en los municipios de Valdefuentes del Páramo y San Cristóbal de la Polantera. En estas zonas se podría vulnerar la Directiva de Hábitat por pertenecer a la Red Natura 2000. El colectivo señaló en un comunicado que se trata de un hecho probado que en los países productores están apareciendo problemas agronómicos relacionados con los cultivos manipulados genéticamente y numerosos informes ponen de manifiesto sus riesgos económicos, ecológicos y sanitarios (toxicidad, alergias, resistencia a los antibióticos). También se ha demostrado que algunos de estos cultivos tienen efectos adversos sobre la biodiversidad y que los rasgos extraños pueden propagarse a especies silvestres, con repercusiones igualmente inciertas. Las consecuencias son «desconocidas», porque, apuntaron, se ha comprobado que las plantas transgénicas son muy inestables y no es posible controlar su diseminación una vez introducidos en el medio. Existen pruebas de que la introducción de especies modificadas genéticamente conduce inevitablemente a la contaminación de la agricultura convencional y ecológica y de toda la cadena alimentaria. «Todas las variedades de remolacha que se van a utilizar en los nuevos experimentos que hoy denunciamos, tienen información genética para producir proteínas que hacen a la planta resistente al herbicida glifosato. Este herbicida es intrínsecamente peligroso, letal para las plantas y algunos animales (anfibios) y se le asocia con el desarrollo de cánceres en humanos», afirma Ecologistas en Acción. Así mismo alertaron de que en la producción de remolacha la aparición de plantas adventicias, que se comportan como malas hierbas, es un problema habitual, que se verá «agravado con el rebrote de estas malas hierbas resistentes al glifosato». Según el colectivo, se obligará de esta forma a los agricultores a emplear otros herbicidas, lo que provocará la perdida de biodiversidad y el aumento de la contaminación del suelo y del agua. Por ello, la introducción de estos organismos modificados genéticamente «puede generar numerosos costes económicos», así como perjuicios a los agricultores colindantes, sin aportar ninguna ventaja social ni medioambiental de relieve, que pudiera compensar el peligro que entraña su utilización. Además, aseguraron que «la normativa europea y española, dejan indefensos a los ciudadanos al no reconocer responsabilidades por daños y carecer de disposiciones para frenar la contaminación genética».