| Crónica | Un problema |
El ratón ya no es un culebrón de verano
La plaga de topillos inicia su segundo año de actividad y vuelve a la agenda de los políticos y los sindicatos agrarios
No es difícil recordar los momentos estelares del ratón; el ratón en verano, estrella televisiva, perseguido por la piña de cámaras que retrataron al animal en defensa instintiva del invento patentado para la ocasión: un arado que ara y redundancias similares. Se acabó el verano, se acabó el circo de los roedores. Pero la plaga sigue; y con ella, los vaticinios de los sindicatos agrarios que esperan un momento crítico al final del invierno. El topillo, que no llegó a los papeles oficiales hasta que no acabó con los cultivos que le salieron al paso a lo largo de ocho meses, va por su segundo año de vida desde que se constituyó en plaga y comienza a recuperar presencia hasta en la agenda de los políticos, que lo dejaron de lado a medida que la televisión lo quitó del prime time. El ratón no sobrevive, draga millas de terreno; y, contra todo pronóstico, encabeza el ránking de preocupaciones del sector, empatado con la crisis ganadera. Eso, después de miles de toneladas de ponzoña, de miles de horas de trabajo de motoniveladoras que hacen añicos huras y cunetas, el mejor refugio del diminuto roedor frente a la adversidad de la rapiña. «Se ha comido parte de la simiente, y se va a comer la nasciencia del cereal», apuran ahora las organizaciones agrarias, en apreciaciones respetables en función de los certeros augurios anteriores. La Junta contraataca con un plan reforzado de trabajo, que amplía el ámbito de acción de lucha contra los topillos y trata de mitigar repuntes posteriores al invierno. Los partidos de la oposición ya dan por sentado que el principal problema del campo en el 2008 será el topillo; el microtus arvalis, otra vez, sin quererlo, hecho una estrella mediática.