Ni «sintigo», ni con mí
El enfrentamiento entre el Ayuntamiento y la Diputación deja la oferta turística leonesa sumergida en un duelo de egos, en el que los vendedores de la misma tienda juegan a taparse el escaparate
Alguno en Valladolid tiene que estar que no puede más de la risa. «Ahora, se pegan entre ellos», deben pensar en la Junta, que es quien tiene que decidir si el Ayuntamiento dispone al final de sus 60 minutos de gloria o acaba sepultado por el peso de la Diputación y su connivencia política con la administración autonómica. León contra León y el juez de Fuensaldaña, ¡quién da menos! El duelo parte de un desencuentro inicial en el que el Ayuntamiento, recién entradas las huestes socialistas en junio, anuncia que abandonará el Patronato Provincial -que «no sirve para nada», conceden- y conformará una empresa mixta de gestión. Lo que podría ser una bravata, se confirma en diciembre y Carrasco decide llamar a los Grupos de Acción Local para que el erial tenga grano. La primera siembra para demostrar al Ayuntamiento «lo que os perdéis» lo lanza la Diputación con su asistencia a la Feria de Lisboa. Entre fado y vinho verde , un representante de la Junta le comenta al diputado de Turismo, Avelino Vázquez, que el consistorio ha pedido en Fitur la zona de prensa para el día 31, de 11.00 a 12.00. Antes de que se enfríe, el anuncio corre al oído de la presidenta provincial. «Esa hora la ocuparemos nosotros», sentencia Carrasco, quien se mueve para que la capital no salga en la foto de la feria más importante de España, en una maniobra que el consistorio califica de «ataque de celos» y que sólo espera la bendición de Sotur, un ente gestionado por la administración autonómica. Dice Pedro G. Trapiello que el leonés es un paisano con boina achusmao detrás de una sebe. No falla. Pasa el vecino y le tira la piedra. ¿Quién pierde? León ¿Quién gana? ¿León?