La plaga de topillos se extiende por toda la provincia y afecta ya a 312.369 hectáreas

Los roedores traen de cabeza al campo leonés, que no sabe qué hacer ya para frenar una plaga que está visto no tiene previsto cesar. Y, mientras tanto, desde la Consejería de Agricultura de la Junta se sigue negando la realidad y se asegura, un día sí y otro también, que la plaga está controlada; nada más lejos de la realidad. Según los últimos datos facilitados por las organizaciones agrarias, casi 312.400 hectáreas de terreno están siendo, a día de hoy, devoradas por los ratones, lo que significa que la plaga se extiende ya más allá del área que se cultiva en la provincia, en concreto, en 58.640 hectáreas más. Estas cifras vienen a demostrar que ni siquiera la nueva campaña de la consejería que dirige Silvia Clemente de repartir más dosis de veneno -bromadiolona- entre los agricultores no está dando resultado, con el agravante añadido de que Agricultura deriva en los agricultores toda la responsabilidad a la hora de administrar y manipular el veneno. Avance sin control Primero se dijo que no saldrían de los campos de Castilla, después que no cruzarían el Esla y, por tanto, que no llegarían al regadío y, por último, se anunció que nunca alcanzarían al campo berciano. Pues bien, tres predicciones, tres fallos: los topillos están ya por toda la provincia sin que nadie lo remedie. Las cifras demuestran que los ratones siguen avanzando por el campo leonés. Las zonas más afectadas son Sahagún, casi 67.000 hectáreas dañadas; Esla-Campos, donde los topillos devoran ya más de 99.500 hectáreas; y el Páramo, donde puede verse la presencia de los roedores en algo más de 57.200 hectáreas. Pero, hay que destacar las casi 10.000 hectáreas del Bierzo que ya padecen la plaga o las más de 20.000 de Astorga y La Bañeza. Incluso han llegado ya a la montaña leonesa, en concreto en Luna y en Riaño, donde pueblan ya 752 y 1.660 hectáreas, respectivamente. Ni un centímetro de terreno se libra de estos animales, a los que los agricultores llevan viendo en sus cultivos desde hace ya casi un año. Los roedores -que se resguardan del frío en huras a profundidad entre 20 y 50 centímetros, según explican los propios técnicos del Itacyl-, han devorado ya las simientes de cereal de invierno y de colza.