| Reportaje | A mandar |
El bastón se convirtió en vara
Mercedes Méndez, nombrada Águeda del 2008, recibió el traspaso de poder durante una jornada de manos del alcalde, a quien reclamó que «no suba los impuestos»
Si mandaran las mujeres, no subirían los impuestos. «Que hemos sido siempre quien con mejor o peor acierto nos hemos hecho cargo de los hogares», que en León «están bastante achuchados», le recordó la Águeda del 2008, Mercedes Méndez, al primer edil, Francisco Fernández, a quien reclamó que no ejecute el incremento de los tributos municipales. «Se lo digo con música: Quiero yo / un alcalde que nos quiera / que me deje llenar mi nevera», entonó una de las acompañantes al ritmo del Arrebato. Pero, ni por esas, aunque el socialista amagara con «firmar el recurso» en el libro de honor de la agrupación femenina. El camino para lograr el objetivo depende de que se cumpla la propuesta hecha por la Águeda de honor, Margarita Torres, quien planteó «una ley de igualdad de minorías razonables, con un 10% de representación para los hombres», mientras los concejales presentes se agarraban al sillón. «Ser mujeres de honor, íntegras y honrar a vuestras antepasadas, gracias a las cuales estáis aquí», recomendó la cronista oficial de la ciudad, quien dejó «un regalo» en forma de historia para defender sus consejos. «En una antiquísima línea que enlaza con vosotras, en el año 400, las mujeres visigodas cuando moría su marido eran las únicas dignas para recibir su alma. Recibían la espada del esposo, en vez de hacerlo el hijo mayor, porque eran las depositarias de las virtudes, y decidían a quién debía pasar». «Pues a mandar», invitó el alcalde, ante el centenar de águedas congregadas para hacerlo.