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FALTAN 26 DÍAS

Por arte de birlibirloque

Llega un jefe de Estado a León, visita los monumentos de la ciudad, no se invita a nadie del Ayuntamiento y se llama a alguien de Valladolid para que sea su cicerone. Extraño, ¿no?

Publicado por
F. RAMOS
León

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Ya está, ya se acabó. En la historia quedará que el presidente de la República portuguesa se ha paseado por León durante dos días, ha sido investido como Honoris Causa de la Universidad, ha recibido la medalla de oro de la ciudad y ha degustado las viandas leonesas en compañía de los Príncipes de Asturias en un céntrico restaurante de la capital. Para la historia también quedará la organización del evento, que ha molestado a no pocos, sobre todo en el seno del Gobierno y del Partido Socialista. Y es que, a la polémica sobre la ubicación o no del alcalde de la ciudad en la mesa presidencial, que se rectificó en el último momento, hay que sumar el hecho de que en la Delegación del Gobierno no ha gustado nada que la visita del domingo a la Catedral y San Isidoro se anunciara como un paseo privado y allí aparecieran, por arte de birlibirloque, la consejera de Cultura, María José Salgueiro; el delegado Eduardo Fernández y varios directores generales autonómicos, como el de Patrimonio, algo que ni siquiera se había anunciado en las previsiones de la propia Junta. Mientras, el Gobierno, siguiendo lo que dicta el protocolo para este tipo de visitas «privadas», envió al subdelegado y, menos mal, porque de no haber estado allí, a Cavaco Silva tendrían que haberle recibido los fotógrafos y periodistas acreditados, ya que el resto del séquito, con el anfitrión Ángel Penas a la cabeza, casi llegan con la hora de Portugal. Y es que alguno ha utilizado esta visita del presidente portugués para su gloria y alabanza propia.

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