Aguada

El aguador en ciclismo es aquel corredor que está encargado de bajar del pelotón hasta los coches de los equipos, llenarse con bidones de agua para que sus jefes repongan fuerzas y puedan seguir pedaleando y, mientras tanto, él seguirá hasta que le aguanten las piernas. En política esta figura también existe: es aquel o aquella que surte de agua a su jefe o jefa para que siga pedaleando, mientras él o ella se ahoga. Ese trabajo nunca lo hará el jefe de filas porque desgasta. El problema es cuando no hay jefe de filas al que surtir, y quien carga con el agua se la tiene que beber, porque corre el riesgo de terminar aguada. Mientras el compañero de viaje ni baja a coger bidones de agua ni, mucho menos, se los bebe. Y es que a él le gusta pedalear bien asegurado y cuando ve que vienen mal dadas suelta lastre, se descuelga del pelotón y va a su ritmo hasta que escampe. Y es que el agua baja revuelta y al uno, Luis Nogal, y a la otra, Ana Guada, ya les ha llegado el ruido del oleaje. La diferencia estriba en que al primero ese oleaje le viene desde su trabajo privado, donde ya le han dicho que de seguir así tendrá que elegir: o la política o el seguro. En cambio, a Guada el sonido del oleaje le viene de un partido que no cree en ella, porque pertenece a esa otra lista de la que un día hablaba Isabel Carrasco. Y Ana Guada, que sigue recibiendo consejos, recuerda como hoy podría estar en el nuevo equipo de César Antón en la Consejería de Asuntos Sociales. Recibió el consejo de no irse y quien se lo dio después se fue sin decir adiós.