Por mí y por todos mis compañeros

A lo grande. Serán pocos, pero muy selectos. Y es que el personaje lo merece. A los nombres de Esperanza Aguirre, Juan José Lucas, Alfredo Prada,... se les pueden unir otros, como Javier Arenas o, incluso, el propio José María Aznar, que por intentarlo no va a quedar y es que todo vale para mayor gloria y alabanza de Mario Amilivia. ¿Por qué este homenaje y por qué después de las elecciones? Lo segundo es fácil de responder: Mario Amilivia ha impuesto a sus organizadores que no lo mezclen con la campaña electoral. Sobre el por qué habría mucho que decir, desde que es algo rutinario, «de los muchos que ha recibido», como reconocen en el entorno de Amilivia, hasta los que creen que se está posicionando para cotas más altas. Que nadie lo dude. Mario Amilivia no se ha ido de la política, se ha ido sólo de la municipal, aunque apoye a Ana Guada en todo lo que está perpetrando en la oposición. El ex alcalde tiene una máxima que aprendió de José María Aznar: «Camarón que se queda quieto se lo lleva la corriente» y él no tiene intención de ser arrastrado por corriente alguna, aunque suponga unos ingresos mensuales cercanos a los 6.000 euros. Y es que lo suyo no es dar consejos, sobre todo si sabe que éstos no son escuchados ni tenidos en cuenta por nadie. Las cotas de quien ostentó el bastón municipal durante más de once años -no catorce, que a veces las teclas juegan malas pasadas- están puestas en Madrid, donde debutó bien joven junto a Zapatero. ¡Qué tiempos aquellos!