Nuestra Tierra; enferma

Hace pocos días leí un artículo de prensa que decía que la Tierra se estaba calentando, y pensé: ¡oh no! ¡La Tierra está enferma! Y me paré a pensar en todo lo que hacemos para que nuestra vida sea mucho más cómoda, para que todo nos resulte mucho más fácil, y visto de este modo es algo muy bueno para una vida mejor, pero¿ ¿Y el otro lado? ¿Acaso el otro lado también es bueno? ¿Es bueno que estemos destruyendo nuestro propio planeta para vivir más cómodamente? Mi respuesta es muy clara; por supuesto que no. ¿Qué tiene de bueno crear cosas nuevas, pero que contaminan o simplemente hacen daño a la Tierra? Cuando por nuestra culpa la Tierra esté en un punto extremo, ya no podremos disfrutar de todas estas cosas que temporalmente son maravillosas, pero es que la Tierra no es temporal, ¡y la tenemos que cuidar! porque no sabemos la suerte que pueda correr. Por eso todos teníamos que comprometernos a las normas de vida que puedan ayudarnos a conseguir un desarrollo más sostenible que garantice la buena salud de nuestro planeta, porque cada uno de nosotros somos un pequeño grano de arena que contribuye de manera concreta al resultado global. Si la Tierra está sana nosotros también tendremos buena salud. No debemos olvidar que nuestra atmósfera es como un cordón que nos preserva la vida aquí, nuestro aire, el mismo que se nos mete por nuestra nariz cada vez que respiramos, nuestros ríos, las fuentes de las que bebemos, nuestros mares de donde extraemos no sólo alimentos, sino también plantas para medicinas¿ y nuestra Tierra que es donde se producen las cosechas que nos alimentan, todo forma parte de un mismo organismo, ese gran cuerpo en el que vivimos llamado Tierra. Cuidémoslo, sólo así recuperará su salud (nuestra salud), su vida (nuestra vida). Recapacitemos y pensemos cómo lograr todo esto.