Los militares de Ferral que operarán los aviones espía parten hacia Afganistán

Efectivos de la Unidad de Vehículos Aéreos no Tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), pertenecientes al Regimiento de Artillería de Campaña número 63 (Raca 63), de la Base Militar Conde de Gazola con sede en la localidad leonesa de Ferral del Bernesga concluyeron ayer su formación sobre estos aviones espía e iniciarán en las próximas horas el desplazamiento hacia Afganistán. En territorio afgano se desplegarán en una zona de operaciones, según informaron ayer fuentes del Ministerio de Defensa. Con motivo de su marcha, el Patio de Armas del acuartelamiento militar acogió el acto castrense de despedida, que estuvo presidido por el general jefe del Mando de Artillería de Campaña (Maca), Tomas Rivera. También tuvieron la ocasión de asistir los familiares de los militares que prestarán sus servicios en Afganistán. Coincidiendo con su despedida, el Ministerio de Defensa anunció que iniciará hoy mismo los trámites ante el Congreso para recabar la autorización parlamentaria para enviar cuatro aviones espía (UAV) a Afganistán, según informó ayer el Ministerio de Defensa. La asesoría jurídica del Ministerio, siguiendo instrucciones del titular del departamento, dará comienzo al trámite legal ante la Cámara Baja, que actualmente está disuelta y que tiene como único órgano en vigor la Diputación Permanente, que sólo prevé reunirse ante hechos de especial relevancia. El pasado 16 de enero, Defensa puso en marcha la operación para enviar a Afganistán esos cuatro aviones espía, con la intención de que estén plenamente operativos al inicio de la primavera. Con el envío de estos aparatos se pretende mejorar la seguridad de la misión desplegada en Afganistán, donde España tiene destacados unos 700 militares. La autorización para mandar esos aviones incluye el envío a Afganistán de los 36 militares que integrarán el equipo que los manejará y que forman parte del regimiento leonés. Cifrado de datos Durante el mes de febrero se han instalado en los aviones los sistemas de cifrado de datos, que son de fabricación española, para garantizar la confidencialidad de las imágenes y las grabaciones obtenidas en sus vuelos. Estos UAV, que son los primeros que tiene España, son del modelo Searcher MK II-J, que incorpora una de las tecnologías más avanzadas en este tipo de materiales, con un alcance de 300 kilómetros y 12 horas de autonomía de vuelo. El coste de estos aparatos ha sido de 17 millones de euros. Con capacidad para volar a pleno rendimiento en cotas superiores a los 15.000 pies, unos 4.500 metros de altura, e incluso a más de 6.000 metros, estos aviones adquiridos por España, están dotados de un motor muy silencioso, lo que reducirá el riesgo de detección y las posibilidades de derribo. Incorpora además una de las últimas versiones de la cámara optoelectrónica multimisión, con varios millones de píxeles de resolución y un sensor CCD e infrarrojos. La alta calidad permitirá captar imagen con nítidas desde grandes alturas. Una de sus capacidades más importantes es que puede aterrizar y despegar de forma automática.