«Pedí excedencia, me incorporé con 20 horas y ahora me despide»

Rosa (nombre ficticio) acaba de denunciar a su empresa. Después de cinco años de trabajo y un contrato indefinido hace unos días le pusieron en la mesa una carta de despido. Sus jefes que no ha pagado 25 de euros de arreglos en ropa -trabaja en una tienda-. Sin avisos previos, su jefe alegó abuso de confianza. Rosa se incorporó a su puesto de trabajo tras su baja por maternidad y una excedencia de un año. Solicitó reducción de jornada y volvió con un acuerdo de 20 horas. «Hasta quedarme embarazada todo iba bien, me ascendieron enseguida a encargada y nunca tuve ningún problema», dice Rosa que, indignada, no entiende las razones de su empresa para tomar esta decisión. «He guardado los justificantes de los arreglos, pero me puede acusar de lo que quiera, porque la gente es muy rastrera». Lo que menos entiende es la actitud de sus compañeras. «He notado un vacío horroroso, me trataban con indiferencia, he sufrido acoso laboral y temo que si vuelvo al trabajo me hagan la vida imposible», dice asustada esta trabajadora.