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Las facilidades de pago y las nuevas fórmulas de financiación incentivan el consumo, pero los recursos son los mismos
El consumo presenta hoy facilidades que acaban provocando que no pocas economías domésticas confundan las posibilidades financieras con las posibilidades reales. Créditos, refinanciación, pagos aplazados, tarjetas,... Compre hoy y pague cuando pueda. Pero al final hay que pagar, y no siempre las cosas han mejorado cuando llega el momento. Sólo así se explican los impagos que se registran en los comercios, multimillonarios siempre y que en los últimos meses han reputando seriamente en todo el país. Y de manera muy especial en la provincia. Aunque si hay un dato que llama especialmente la atención es el precio de los productos que se dejan sin abonar en los comercios. Las cifras de impagos son más o menos estables, pero la cantidad adeudada crece constantemente, en algunos casos de manera espectacular, como ocurrió a lo largo del 2007. Y más en el primer mes del actual ejercicio. ¿Por qué espíritu consumista se dejan llevar los leoneses en Navidad, por ejemplo, para que la deuda media que finalmente no pueden satisfacer supere los 3.800 euros? En cualquier caso, el impago no es una situación estacional, propia de unos meses en concreto o de una coyuntura económica particuar; aunque evidentemente se agrava con las dificultades. Pagar a plazos, o con fórmulas que en cualquier caso no suponen el abono inmediato de lo que se compra, se fomenta como un incentivo al consumo y, evidentemente, anima a muchos a consumir. Parece que a menudo por encima de sus posibilidades. Pero la devolución de letras no es buen síntoma. Ni para la economía en general, ni para las cuentas de los hogares en particular. Habrá que esperar a ver si la tendencia se consolida o si las dificultades de los consumidores son coyunturales.