León, otra vez a la cola
La Junta vuelve a discriminar a León. Ahora son las listas de espera en la sanidad pública. Las leonesas tienen siete veces más pacientes que las de Valladolid, a pesar de que la actividad de ambas es casi igual
Pocas cosas importan tanto a la gente como tener que esperar para recibir atención médica. Por ello, los esfuerzos de la Junta por reducir las listas de espera son bienvenidos. Sin embargo, al calor de las cifras que la Consejería de Sanidad publica, su eficacia es, cuando menos, irregular. Así, 20.600 pacientes de León permanecían en lista de espera a fecha de 31 de diciembre. Esto supone el 4,87% de los pacientes totales. El dato no dice demasiado si no se compara con los números de otras provincias como Valladolid, donde tan sólo hay una lista de espera del 1,9% o Ávila, que registra el menor ratio con un 1,3%. Las diferencias, según el gerente de Salud en Castilla y León, se deben a la relación actividad-demanda, que en otras provincias es más favorable. Un argumento un tanto peregrino que es insuficiente para explicar por qué León tiene casi cuatro veces más de pacientes en listas de espera que Ávila o más del doble que Valladolid. Si a estos datos añadimos que el ritmo de reducción de listas es siete veces mayor en Valladolid que en León, nos lleva a pensar que la provincia está peor dotada para hacer frente a esas reducciones. Al menos León no es la peor parada; en Burgos, más del 8% de los pacientes esperan a ser atendidos, es decir, 22.438 burgaleses esperan a una prueba, una intervención o una consulta. Las diferencias son importantes y habría que buscar su solución más allá de los argumentos dados por Fontsaré.