| Tribuna política | Desde el Rubicón |
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«Estoy a lo que me manden Ángel -Villalba- y Zapatero», decía cuando le dejaron fuera de las Cortes de Castilla. Losa puede volver a pedir la excedencia. ¿Destino? ¿Una Subdelegación?
En Ferraz y en Moncloa no terminan de creérselo. El Gobierno, y lo ha dicho la nada sospechosa cámara de contratistas castellana, ha invertido en el último año casi 2.500 millones de euros en obra pública, lo que supone un 143% más que en el 2006 y esto sin la repercusión de las obras del AVE, dicho también por los contratistas. En el lado contrario, la Junta del PP apenas ha invertido 920 millones, con un descenso del 11% respecto al año anterior. Pues bien, con estas cifras el PSOE apenas creció un 0,45% en número de votos en las pasadas elecciones generales y en Madrid se preguntan el porqué. Y es que no lo entiende ni Esperanza Aguirre, a la que por cierto también le salen socavones en el Metro de los que algunos no se hacen tanto eco. Hasta la Junta, y mira que le ha costado, ha reconocido por boca de su portavoz la gran inversión del Gobierno, pero ellos tranquilos porque ya anuncian nuevos datos de la Consejería de Hacienda; ya verán como cualquier parecido con la realidad será una mera coincidencia. ¿Y en el PSOE de Castilla? No saben, no contestan. ¿Y en la Delegación? Parecido. Bueno sí, los socialistas acusan a la Junta y al PP de «desvergüenza» por transmitir durante la campaña electoral la idea de que el Gobierno de Zapatero no había invertido. Una pregunta: ¿No es más desvergüenza que con esos datos de inversión el PSOE de Castilla no haya sabido transmitirlos a los ciudadanos? Al fin y al cabo, la huestes populares -a la vista de los resultados- hicieron muy bien su trabajo; que se apliquen el cuento los Villalbas, Alejos, Ramos, Cuadrados, Meleros, Villarrubias, Sorayas... Vamos un sinfín de nombres entre los que hay tantas estrellas como estrellados. La conclusión desde Madrid parece clara: en esta Legislatura se necesita alguien que transmita y cuente bien lo logros del Gobierno que, a la vista está, no se ha sabido hacer.