Arma de doble filo
El colectivo de trabajadores inmigrantes ha supuesto en los últimos años un aliciente para la economía del país, no sólo realizando los trabajos que los españoles ya no quieren asumir sino a través de su contratación masiva en sectores hasta hace poco en crecimiento, como los servicios y la construcción. Desde luego, a parte de los efectos demográficos de la llegada de jóvenes de otros países, las cotizaciones a la Seguridad Social de este colectivo han supuesto un beneficio. Pero desde hace tiempo se oían voces que alertaban de que este grupo de trabajadores era en realidad un arma de doble filo para la economía nacional. Ahora son las primeras víctimas de la recesión económica, y son además trabajadores de baja cualificación que tienen más difícil su recolocación en momentos de dificultad. Sin embargo, como cotizantes que han sido tienen derecho a cobrar sus prestaciones por desempleo. Prestaciones que se están encareciendo en general, porque el paro aumenta en todos los grupos de trabajadores; pero lo hace de manera muy particular entre los extranjeros. Sobre todo, los no comunitarios (los menos cualificados). Ahora el Estado tiene que hacer frente al coste que supone el desempleo de un colectivo que ha crecido de manera acusada.