A tres bandas
¿Y qué papel juega en todo este embrollo Castresana? El de oír, ver y callar, que Otero ya cumplió con él poniéndole en su lista, en un puesto que estaba destinado para Melchor Moreno
Melchor Moreno llegó a la secretaría general de la UPL y lo hizo de la mano y con el beneplácito de todos. Pero éste, y ahora se ha visto, era un apoyo falso o al menos interesado en algunos casos. Aún así, Melchor Moreno siguió confiando en reconducir la situación de su partido, aupado por su buena voluntad y por su capacidad de trabajo y de diálogo y, sobre todo, por su extremada confianza en unos y en otros. Ahora, unos meses depués, Melchor Moreno se ha caído del guindo o, más bien, le han tirado, y comprueba que no todo es tan bonito ni todo el mundo tan bueno y honesto como él se pensaba. Moreno se siente traicionado por su hasta no hace mucho «amigo» Joaquín Otero, quien a su vez está dolido porque considera que hizo un gran servicio a la UPL, que no le ha sido reconocido, al presentar su dimisión como secretario general, convocar un congreso, anunciar que no se presentaría a la reelección y mostrar públicamente su apoyo a Melchor Moreno. Es más, Otero fue el primero que manifestó que Moreno sería un gran secretario general, eso sí a sus órdenes. Y ahora, aconsejado por Rubinat que para muchos es quien ha ideado toda esta estrategia y al único que hoy por hoy escucha Joaquín Otero, da los primeros pasos para montar un grupo propio en el seno de las Cortes de Castilla, sin el paraguas de la UPL, pero con el del leonesismo. Es sólo el primer paso, el segundo: defender el leonesismo desde otras siglas está por llegar, pero ya tiene plazos, aunque para eso necesitan casi una carambola a tres bandas. En ello están.