El valle de Riaño, tal como era antes de la inundación
El trasvase a Valladolid y Palencia va a repercutir en la reserva de Riaño, hasta el punto de que el nivel mínimo de del caudal ecológico que se exige al final de cada año hidrológico va a superar con creces su límite: de 150 hectómetros cúbicos se va a reducir a 78 hectómetros cúbicos. Esta circunstancia y el hecho de que la nieve haya contribuido a aumentar en cuarenta millones de metros cúbicos de agua el aprovisionamiento del embalse del Esla han posibilitado el acuerdo entre los regantes y los gestores del agua esta semana. Así lo presenta la CHD en un comunicado de prensa en el que deja constancia que cualquier cantidad asignada al riego en la junta de explotación puede aumentar en función del incremento de las reservas de agua que se registren a lo largo de la campaña en primavera. De momento, el tiempo corre a favor de los intereses de los cultivadores en los pantanos de cabecera, que en la última semana han vuelto a crecer en reservas: El Luna llegó ayer a 108 hectómetros cúbicos (un 34% de su capacidad); el Porma aumentó en la misma proporción (otros cinco millones de metros cúbicos) y ronda el 50% de su capacidad y Riaño, que admite medio centenar de metros cúbicos por segundo, con previsiones de aumento, camina hacia los 310 hectómetros cúbicos. Villameca, mientras, espera un milagro, igual que el Luna.