El cambio de la contaminación

Sin duda los seres humanos somos los responsables de que se esté destruyendo el planeta. Hemos hecho que muchos animales y plantas se extingan, hemos destruido la capa de ozono, hemos contaminado los ríos¿ De todo esto me empecé a dar cuenta a medida que fui creciendo. Yo nací en 1931, y sólo era una niña, vivía en un pueblo de Barcelona. Era un pueblo pequeño, pero todo estaba limpio, se podía beber del río si querías, y había mucha vegetación. Además en esa época no había coches que contaminaran nada ni tantas fábricas con en la actualidad. A medida que pasaban los años, fui oyendo de los grandes avances que se producían y de los progresos de los seres humanos; aunque todo esto iba unido a los destrozos que estos producían, y la verdad es que me entristecía que lugares como mi pueblo estuvieran desapareciendo. Cuando me hice mayor y tuve mi primer hija, llamada María, nos mudamos a una ciudad, pues allí ella podría tener mejores estudios y en un futuro mejor trabajo. Yo no trabajaba en esa época, pues en esos tiempos se veía normal que la mujer se quedará en casa en vez de trabajar. Mi marido empezó a trabajar en una fábrica de muebles, y a veces me comentaba cómo contaminaba su fábrica, tirando residuos al río, y cómo sobreexplotaba la tala de los árboles. Evidentemente a nosotros nunca nos pareció bien, pues me acordaba de lo mucho que me gustaba el cielo, el suelo, los ríos¿ del pueblo de mi niñez, sin contaminar, pero necesitábamos el dinero para subsistir y para darle una buena educación a María. Así que decidimos que de momento nos aguantaríamos y seguiríamos como estábamos, como hacía y aún hace alguna gente, aunque a decir verdad a la mayoría no le importa mucho. He de decir también que en esa época me molestaba bastante este tema, pero no lo suficiente para ponerme a luchar en serio por el planeta. A veces salía de paseo por la playa, o por los campos de alrededor, y no me gustaba mucho lo que pasaba de verdad. Los pocos árboles que había eran pequeños y flacuchos, y los ríos llevaban latas u otros objetos a menudo, al igual que el mar. Sobre los siete u ocho años, María empezó a tener algunos problemas respiratorios, y el médico nos comunicó que la contaminación de una gran ciudad como es Barcelona no la haría mucho bien, y que sería bueno un clima más seco y más limpio. Así que cuando María cumplió los nueve años fuimos a vivir a Lanzarote, donde ella mejoró notablemente. La verdad es que todo el tema de la contaminación me empezó a importar de verdad a partir de ahí. Al principio contacté con ciertas personas que tenían objetivos parecidos al mío, y pronto me di cuenta de todo lo que ocurría en el mundo, y del derroche que hacemos de los recursos naturales, muchas veces para ganar más dinero del que en realidad necesitamos. Hoy, a mi edad, todavía pienso en cómo era todo al principio, y sigo luchando porque podamos cambiar, y dejar de contaminar y derrochar tanto, pues como alguien me dijo una vez: el mundo tiene suficientes recursos para cubrir las necesidades del hombre, pero no su codicia.