EL TESTIMONIO | CELIA GABARRI HERNÁNDEZ 1396927554
«No se puede decir que se elige libremente si sólo se conoce un camino, la formación es igualdad»
La palentina Celia Gabarri Hernández es educadora social. Es gitana. Tiene 29 años. Ahora estudia Antropología en la Uned. «Tuve la suerte de ser la quinta de seis hermanos» -dice- «mis padres nunca me dijeron que estudiara, pero tampoco me lo prohibieron». Gabarri cree que a su trayectoria le ayudó de vivir en un barrio donde no sólo había gitanos, «mis amigas eran payas y yo he crecido con otras preocupaciones que no sólo eran la de casarse a los dieciocho años», dice. El testimonio de Gabarri es uno de los que saldrán a relucir en la mesa redonda que hoy tendrá lugar en el Centro Cívico del Crucero a las 18.00. Varias gitanas contarán su experiencia en educación e incorporación en el mundo laboral. En la provincia de León no hay ningún gitano ni gitana con estudios universitarios y sólo seis tienen estudios medios. El hecho de ser mujer y gitana es una doble dificultad. «No ha sido fácil. Me costó mucho terminar el COU» -dice- «empecé en la universidad con 22 años. Tuve que trabajar limpiando casas y cuidando niños para pagarme los estudios». Pero la experiencia, pese a ser dura, ha resultado positiva, «uno es libre si puede elegir. No se puede decir que se elige libremente si sólo conoces un camino y la formación es el camino de la igualdad de oportunidades», dice. Los estudios universitarios le han resultado «facilísimos» y anima a las mujeres gitanas a elegir libremente, «somos iguales y nos lo tenemos que creer. Creo que las mujeres tienen que luchar y apoyar a las que lo estamos haciendo porque merece la pena el esfuerzo». Gabarri otorga a su madre un papel fundamental en su decisión. «En mi caso, ha sido un trabajo de aprendizaje para mis padres, para que se dieran cuenta de que mi decisión de estudiar era positivo. En mi casa no se ha vivido un ambiente machista y ninguna de mis hermanas hemos renunciado a nuestras tradiciones. Yo he cogido lo bueno de la normalización». Gabarri cree que la experiencia de participación en la Asociación de Payas y Gitanas Romí que existe en Palencia le ha facilitado la normalización. «Cada vez más, las madres gitanas educan a sus hijos en igualdad de oportunidades. Creo que se puede conseguir», dice Celia, que hoy contará su experiencia. «Cada vez más, las madres gitanas educan a sus hijos e hijas en igualdad de oportunidades. Animo a las mujeres a que estudien, se puede lograr»