| Tribuna política | Desde el Rubicón |
Después de la batalla, la guerra
Hoy puede ser un gran día. Aprovecharlo o que pase de largo, dependerá de cómo se mueva alguno en Madrid y de qué mensajes reciba. El cargo ya parece suyo
Que no se engañe nadie, la guerra viene ahora. Hay un preacuerdo y la huelga de médicos se cerrará después de dos meses. Pero la guerra empieza después del primer combate. Una lucha en la que el presidente del Colegio de Médicos y de la CESM, José Luis Díaz-Villarig, percutirá sin cese sobre la Junta para exigir que las condiciones sanitarias de León sean equiparables a las de Valladolid. Ayer, ya esbozó sus reivindicaciones: «¿Por qué hay aquí 800 médicos menos que en Valladolid si la población es casi la misma? ¿Por qué tenemos que ir a operarnos a Valladolid o Salamanca?» ¿Por qué....? Una retahíla de interrogaciones que amenazan con desestabilizar el plácido cortijo del consejero Álvarez Guisasola. Licenciado en Medicina por la Universidad de Salamanca y doctor por la Universidad de Valladolid, el político castellano, que antes pasó por la Consejería de Educación, es un hombre afín al vicepresidente de la Junta Tomás Villanueva y, por ende, beligerante con los intereses de León. No en vano, una de sus primeras decisiones pasó por nombrar al nuevo gerente del Hospital de León. Vuelto a su tierra Mario González, que vislumbró que el nivel de crecimiento del complejo iba a ser ralentizado, Álvarez Guisasola evitó que fuera el gerente del Hospital del Bierzo quien tomara el mando en León. Por contra, nombró a un hombre de su confianza y se garantizó el control sobre un hospital cuyo nivel de profesionales es, en estos momentos, excepcional y que podrían empezar a abandonar -algunos ya lo han hecho- el barco para dejarlo en la divina mediocridad. Vale, no van contra León, sino a favor de los hospitales castellanos, que verán como se hace luz de gas a su competidor. Si la guerra no lo impide.