Sí, señor maestro

En los tiempos de colegio, cuando el maestro, primero, profesor, después, hablaba -lo hiciera o no ex cátedra- los alumnos le escuchaban y, sobre todo, se guardaban muy mucho de no decir ni esta boca es mía, salvo la aprobación final: sí, señor maestro. Las aulas servían para enseñar y, también, para adoctrinar, algo que ahora, salvo indecorosas excepciones, no sucede. Ayer, por fin, Villalba habló de su sustituto y lo hizo mientras los demás, callaban. Villalba habló de todo, de su partido, del PP, del pasado, del presente y hasta del futuro. Sobre el futuro, el todavía secretario general le lanzó una loa a Óscar López que, analizada, de loa tiene más bien poco. «Nació un líder de esta comunidad para muchos años que será, con toda seguridad, presidente del Gobierno de Castilla y León en el 2011». Ahí está el reto. Ya lo sabe el gran prohombre venido de Madrid, tras aterrizar en Segovia cual paraca: todo lo que no sea ganar en el 2011 será un fracaso. A esto vulgarmente se le conoce como un caramelo envenenado, al que el autocandidato no puede más que responder, como el alumno de antaño, con un sí, señor maestro. Sobre su futuro, Villalba no despejó dudas, pero sí quiso sembrarlas al asegurar que había rechazado ofertas del Gobierno de Zapatero y que se veía dando clases de nuevo en el instituto de Eras de Renueva. No, no, señor maestro, no trate de engañar. Para usted ya ha sido predestinada la presidencia de Feve, pero, claro está, no puede dar por hecho algo que no es oficial, no vaya a pasarle como aquel socialista al que le comunicaron que iba a ocupar un alto cargo, se fue a comprar unos trajes para lucirlos en ese puesto y se quedó compuesto y sin el susodicho.