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La Asociación Profesional de Apicultores alerta del peligro que supone no regular este sector

Una norma de la Junta pone en riesgo la apicultura de León ante la trashumante

Los profesionales leoneses exigen que se aumente la distancia mínima entre explotaciones

Un apicultor trabaja en un colmenar leonés

Publicado por
L. Urdiales - redacción
León

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La nueva orden de registros apícolas, que viene a regula la distancia entre colmenas supone una nueva traba para la rentabilidad de los apicultores leoneses, sujetos desde hace años a márgenes de beneficio más que ajustados. Lejos de atender las demandas de los profesionales de la provincia, la dirección general de producción agropecuaria de la Junta ha establecido en cinco mil metros cuadrados el área de pecorea de cada colmena. Ese radio de acción debería de corresponder a dos hectáreas, de acuerdo con los cálculos mínimos exigibles para la producción, según defiende la Asociación Profesional de Apicultores Leoneses. La nueva regulación abre un conflicto de intereses entre la apicultura estante, el manejo más extendido de esta práctica en la provincia leonesa, y la trashumante, cada vez más extendida por la falta de actividad en el centro y el sur de España. «Hablamos de unas producciones mínimamente rentables, que no se podrán sostener con ese espacio medio que ahora conceden a cada colmena», expone Antonio Silva, presidente de los Apicultores Profesionales Leoneses, que advierte de la concesión a la competencia trashumante mediante esta limitación: «Así lo único que se logra es que el que viene de fuera pueda colocar las colmenas en un espacio próximo a los colmenares estantes. Lo que hace falta es que legislen para favorecer esa práctica, no para perjudicar a la apicultura estante», añade. Las miles de colmenas trashumantes que acuden cada año a León en busca del proceso de la floración silvestre que mejor distingue a la miel leonesa encuentran vía legal para competir por ese polen en espacios ya ocupados por apicultores leoneses. «No es razonable que permitan acercarse tanto; lo lógico es que se respete la relación una colmena por dos hectáreas, como se hacía en la norma del año 93, luego revocada», propone Silva, que recuerda que la UE recomienda ese espacio.