Los productores acumularán pérdidas diarias de 20.000 euros si no encuentran antes de mañana una alternativa a Río
León tira 50.000 litros de leche a las cloacas
Las importaciones francesas satisfacen la demanda industrial, que descarta la materia prima local
Realidad del mercado lácteo: las industrias captan leche francesa a bajo precio y niegan la recogida a los productores leoneses, que a partir de mañana tendrán que desprenderse de la leche de sus explotaciones de la mejor forma que puedan. Incluso, regalándola. La decisión de la empresa Río de abandonar a su suerte a medio centenar de explotaciones lácteas de León no ha hecho más que descubrir la inseguridad que alberga a este sector primario, por otra parte el único reflejo de actividad económica que le resta a la mayor parte del ámbito rural leonés. El efecto comienza por cobrarse 50.000 litros diarios de producción. Y seguirá. Hasta al pie de los cien mil, cuando Lactiber ejecute el anuncio de prescindir de la mercancía que compraba a la cooperativa Cea-Esla, que a su vez actúa como primer comprador a los ganaderos. El agujero negro al que se asoma el tejido lácteo leonés ya tiene delimitadas las consecuencias económicas: las explotaciones afectadas sumarán pérdidas diarias por valor de 20.000 euros, sin contar los gastos de manejo de obtención de la leche. «Porque hay algún iluminado que cree que podemos dejar de ordeñar sin más, y esa labor debemos acometerla porque si no las reses enfermarían y además de la leche lo perderíamos todo», explica uno de los productores entre el medio centenar de afectados por la suspensión unilateral de las entregas a la industria en León. La condición de materia prima perecedera acentúa la presión que son capaces de ejercer las empresas transformadoras sobre los productores. «Estamos a la intemperie total; no podemos hacer nada sin la solidaridad del resto del sector», advierte el propietario de otra explotación láctea que es consciente del peligro de abuso de posición al que están ahora expuestos: «Ahora puede venir a decirnos otra industria que nos va a recoger la leche, pero que en vez de pagarla a precio fijado para el resto, 38 ó 39 céntimos de euro, nos la va a pagar a 30 o a lo que le venga en gana. Y eso no es. Así abren una trampa sin final. Primero nos pillan a nosotros, que estamos ahogados, que no sabemos qué hacer con los mil o dos mil litros de leche que produce la explotación cada día; pero luego irán a por el que ahora está cobrando a 39», vaticina otro de los ganaderos que aún no saben qué van a hacer con la leche el primer día de mayo. «Algunos se han arreglado, pero otros estamos aún esperando que alguna industria pueda recoger la producción que deja otra, y eso ya es un mal principio para cualquier negocio», manifiesta. El vaivén lácteo coloca a León en un punto de referencia para todo el mercado; hace sólo ocho meses las empresas se peleaban por adquirir cupo al mejor postor. Hoy, el desprecio es tal que el productor tiene que tirar la leche.