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Reportaje | En las calles de Nistal

«Tenemos agua por todos los rincones y aquí, con garrafas»

La pasividad para poner fin al escándalo del arsénico alienta la creación de una plataforma de afectados en Nistal de la Vega, decidida a «tirar hasta el final» del asunto Testomonios:

Manuel Cuervo es de los que nota intranquilidad entre los vecinos «porque no se ha movido nada»

Publicado por
Marco Romero - nistal de la vega
León

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El claxon del camión que carga las garrafas de agua potable suena un par de veces como aviso a eso de media mañana. Varias vecinas esperan su ración de agua -cinco litros por persona y día- en la plaza de la iglesia de Nistal de la Vega, población que destapó el escándalo del arsénico y cuyos habitantes estuvieron un tiempo -dicen que aún no saben cuánto- bebiendo agua contaminada por este metaloide en cantidades diez veces superiores a lo aconsejable. Casi cuatro meses después de que se les prohibiera consumir agua del grifo, los 350 habitantes continúan abasteciéndose de garrafas para consumo y de camiones cisterna para el aseo y la limpieza de la casa. «Tranquila la gente no está porque llevamos así muchos meses y no he visto movimiento de nada. Tenemos agua por todos los rincones, pero ya ves, aquí con garrafas, en mi caso seis para dos días porque somos tres en casa», denuncia Manuel Cuervo mientras carga las garrafas en un carretillo con las lógicas dificultades de la edad. «Y gracias, por que si no, no sé que sería de nosotros». Quieren saber La incómoda situación que padecen estos vecinos desde hace cuatro meses no ha hecho otra cosa que elevar el tono de las críticas de gran parte del vecindario, que ha decidido constituir una plataforma de damnificados a la espera de los resultados de las analíticas a las que se ha sometido un vecino de la localidad para determinar si la elevada concentración de hierro que se halló en su hígado -los niveles del metal eran cinco veces superiores al máximo tolerable- fue ocasionada por el consumo reiterado de agua envenenada con arsénico. «Nadie ha hablado de pedir dinero, sino de tirar hasta el final del asunto», sentencia Cipriano Pérez, portavoz de la agrupación de vecinos que pretende investigar, entre otras cosas, cuánto tiempo estuvieron los vecinos de este pueblo consumiendo agua enveneada por arsénico, puesto que al menos pasó un mes desde que se detectó la contaminación hasta que se informó a la población de la toxicidad del agua. También pretenden saber si ese consumo ha tenido una repercusión en la salud de las personas. Pueblo dividido El pueblo está dividido. No todos quieren mover el asunto, incluso hay quienes prefieren seguir recibiendo el agua de garrafas. «Nunca hemos estado más seguros del agua que bebemos», espeta una vecina durante la recogida de las garrafas. Berto y María Jesús recorren con agilidad las calles del pueblo, entregando la ración diaria a cada vivienda. También hacen lo mismo en Castrillo de las Piedras, donde acuden después de cumplir con los vecinos de Nistal. «Todo lleva un tiempo. No han parado de hacer analíticas y estoy segura de que lo más pronto que puedan lo van a arreglar, osea que agua no falta», afirma airosa Sabina. Una de las paradas del camión se hace frente a la casa de Adoración, un as del reciclaje. Su jardín está repleto de garrafas convertidas en maceteros, que enfilados ofrecen una imagen muy pintoresca de la casa. En un cuarto cercano al jardín, varias garrafas esperan a ser recicladas bajo la imagen de una Virgen, como si se tratase de una rogativa. Acuíferos vulnerables El presidente de la Comisión de Aguas de Nistal, Luis Cuervo Morán, es de los que opina que «el tema no va para adelante». No nota avances para solucionar definitivamente el problema del abastecimiento. Recuerda que los sondeos realizados en los alrededores del pueblo fracasaron y que existe la posibilidad de realizar una captación en aguas superficiales, aunque con el incoveniente de que se trata de acuíferos muy vulnerables a cualquier tipo de contaminación. En tal sentido, el portavoz de la plataforma asegura que «en el monte hay fuentes que en la vida se han secado y que podrían llevar el agua directamente a la captación, sin necesidad de bombas ni potabilizadoras». Cipriano Pérez se pregunta, además, por qué «ni el Ayuntamiento ni la Junta Vecinal ofrecen información puntualmente a los vecinos». ¿Puerta a puerta? La conversación del agua está en cualquier calle del pueblo. Dos vecinos comentan la suerte que tienen de que el camión realice varias paradas, «no como en Castrillo, que dejan el agua en el depósito y punto». A lo que otro contesta: «Cuando la presidenta de la Diputación vino aquí dijo que se traerían garrafas de agua puerta por puerta, y eso no se está cumpliento. Hay mucha gente mayor de 80 y 90 años que no puede con las garrafas. ¿Qué se va a hacer con ellos?». De eso sabe bastante Francisca Cuervo Prieto, que se queja de que el primo que le ayudaba a cargar el agua hasta casa ya se ha ido del pueblo. «Vamos aguantando, pero yo no puedo con estas garrafas», se lamenta. Igual que en Nistal, los vecinos de Castrillo de las Piedras y de Tejados se siguen abasteciendo de agua potable distribuida por la Diputación de León. «Convocamos para el día 22 a la Junta, a la Diputación y al Ayuntamiento. Queremos que se cree un gabinete de crisis para solucionar los problemas de contaminación y que se hagan análisis a los vecinos para saber si hay secuelas por consumo de arsénico. También queremos pedir dimisiones» CIPRIANO PÉREZ Portavoz de la plataforma vecinal