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| Reportaje | A 1.600 hombres en Peña Laza |

«Héroes de memoria serena»

Los últimos republicanos represaliados en el Frente Norte en León mantienen desde ayer su recuerdo en el conjunto escultórico de Rodiezmo con el homenaje de la Agrupación Grajero

Publicado por
A. G. Puente - rodiezmo
León

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«El eco de Peña Laza a las víctimas republicanas de la Guerra Civil y el franquismo (1936-1975) ¡Escucha!». Así reza la columna central del conjunto escultórico -a modo de estrella de cinco puntas- que desde ayer recuerda en la campa de Rodiezmo a los 1.600 guerrilleros republicanos leoneses, asturianos, vascos y cántabros -prácticamente el último reducto del Frente Norte- que cayeron en estos mismos parajes al final de la contienda. En medio de las cinco columnas, un monolito de hierro -la imagen del Pozo Grajero de Lario- y grabados sobre las piedras homenajes cincelados a los guerrilleros, los gobiernos republicanos del norte, las brigadas mixtas y a las mujeres, niños, ancianos y hombres. El conjunto, auspiciado por la Agrupación Pozo Grajero, es obra de Nuria Ibáñez. Ayer, la secretaria de este colectivo, Ana Aida del Campo, recordó que en el 2001 organizaron el primer acto de homenaje a los represaliados en León. «Fueron comienzos difíciles, con la incomprensión de los poderes públicos, pero la parte importante ya estaba marcada. Hoy homenajeamos a los muertos de este valle y a todos de otros rincones», recalcó. Ya pasado el mediodía, en una jornada triste, lluviosa y con fuerte viento, los asistentes al acto se agolparon frente al monumento con sus paragüas y banderas. En el estrado se iniciaron las intervenciones. El director de cine Javier Macua, responsable de la película «Carne de gallina», relató cómo cuando murió Franco se aguardaba una «explosión de la memoria», con novelas, largometrajes y otras obras. «Nada fue así, me quedé perplejo por el silencio y, mientras, iban muriendo los testigos de aquellos horrores». Asimismo, se refirió «al acuerdo tácito de olvido por parte de los partidos al inicio de la democracia y ahora por ley, qué absurdo, quieren recuperar la memoria; no satisface, hay que seguir adelante profundizando». Tomó la palabra entonces el presidente de Ospal y ex diputado, Jaime Ballesteros. «Aquí quedará un recuerdo a este conjunto de héroes que lucharon por un pueblo y la libertad contra los vientos inhumanos del fascismo». Reivindicó, además, la lucha para impedir que «escapen de nuestra colectividad los héroes, que también son maestros que nos enseñan la memoria serena, necesaria para construir el futuro». Al igual que Macua, Ballesteros hizo referencia «a la conjura del silencio fijada desde la Transición». Enfatizó para finalizar: «Guardaremos con orgullo su memoria, no nos resignamos al olvido, a que la memoria sea borrada» y deseó que el ejemplo de este homenaje en Peña Laza sea extendido por todo el país. El profesor argentino de Economía Manuel Villa realizó lo que él llamó «un hermanamiento subterráneo entre las víctimas del fascismo español y argentino» para las que reivindicó un «lugar en la memoria rehabilitada tras años de memoria castrada». Se preguntó por qué «los homenajes y los monumentos han llegado tan tarde» y él mismo se contestó: «Porque hemos tenido que hacerlos con nuestras propias manos». Sin que la lluvia diera un momento de tregua, familiares, representantes de partidos de izquierdas y otros colectivos escucharon también el poema «Represaliados» y el testimonio de uno de ellos. «¡Viva la República!». Así finalizaron.

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