«Pido disculpas a los ciudadanos que me votaron por este atrevimiento»
-Después de 16 años en la alcaldía de San Andrés, ¿le ha costado decidir quien será su sucesor o sucesora? -Lo que más me ha costado es tomar la decisión de irme. Como regidor he sido la persona más feliz del mundo, me he encontrado muy a gusto, me he sentido querido y apreciado por los vecinos y vecinas de San Andrés. Se que lo voy a pasar mal y voy a tener mucha morriña pero tengo tanto que agradecer a los ciudadanos y al Ayuntamiento que no lo pagaría aunque tuviera dos vidas por delante. -¿Cómo definiría a la persona que va ocupar su puesto, María Eugenia Gancedo? -Yo creo que hay un gran equipo y algunos concejales llevan conmigo nueve años. Eugenia será una gran alcaldesa, lo mismo que el resto serán grandes concejales y lo sabrán hacer mejor que yo. Son más jóvenes, llevan menos tiempo, tienen mucha ilusión y muchas ganas y son todos muy responsables, desde Eugenia al último concejal. -¿Hay algo que le hubiera gustado hacer o ver como alcalde y que ya no va a poder ser? -Hay muchas cosas que se van a hacer en estos próximos cuatro años y que me hubiera gustado ver como alcalde, por ejemplo, la integración del tren, el pabellón cubierto, las piscinas, el PGOU. Pero la vida es así y las circunstancias pueden más que tus propias decisiones. El conjunto del futuro que tiene San Andrés como ciudad en los próximos cuatro años es lo que me hubiera gustado ver, aunque seguiré viendo a distancia y con alegría el trabajo que desempeñe el equipo que se quede. -¿Qué le diría a la oposición? -Que sigan haciendo una oposición constructiva y que sean respetuosos con el nuevo equipo de gobierno como lo han sido conmigo. -De todas las felicitaciones que ha recibido, ¿hay alguna que te haya sorprendido? -La verdad es que esperaba una avalancha de felicitaciones y así ha sido. Me ha felicitado Juan Vicente Herrera, algún consejero de la Junta, compañeros del partido, senadores y todos mis amigos. -Son las últimas horas en este despacho, ¿nostalgia? -Tengo auténtica morriña y un nudo en el estómago que no se me quita. Son momentos muy emotivos.