El primer día del presidente

Miguel Martínez es de los que cree que el trabajo es el mejor combustible de la inspiración. Cree en el esfuerzo. Y no desde el primer día, sino desde el primer minuto. El ex alcalde de San Andrés tomó ayer así posesión de su nuevo trabajo como presidente de Paradores. Y se pasó el día, desde primera hora, despachando con los que serán sus nuevos estrechos colaboradores, atendiendo llamadas y visitas, y empapándose de lo que le rodea en un nuevo cometido para el que llega curtido desde la política de distancias cortas, en su municipio, y desde la solemnidad del Senado, en donde ha estado cuatro años. Y, curiosamente, en la sede de Paradores, el nuevo responsable tiene como primer paisaje la Plaza de Oriente, el Palacio Real, los jardines Lepanto y todo ese residuo de gran belleza de Madrid que es el barrio de los Austrias. ¿La curiosidad? Que justo al otro lado de la plaza está el Senado, lugar de trabajo de Miguel Martínez en la capital durante los pasados cuatro años. Así que de senador a presidente de Paradores había menos de un kilómetro: «Es un lujo trabajar aquí, en el centro de Madrid. De todas formas, a Madrid no tengo que acostumbrarme porque ya lo conozco y me gusta. Viví de estudiante y estos cuatro años pasados tuve que estar mucho por aquí. Otra cosa es la calidad de vida que tiene León», aclara. Poco tendrá que acostumbrarse a la capital, porque, por lo que se ve, este nuevo trabajo incluye el viaje como algo cotidiano. Y, Martínez, no obstante, lo tenía claro: «No sé si es la costumbre o no, pero quiero viajar y conocer de cerca todos los paradores. Y algunos ya los conozco, porque siempre he sido muy forofo de estos sitios», señala. Como surtido tiene cantidad. Los del Noroeste: «Encajan perfectamente en la conservación del medio ambiente», matiza el propio presidente. O los siempre atractivos del Sur. En definitiva, por toda España Miguel Martínez tendrá que desplegar su habilidad al frente de Paradores. Experiencia le sobra y de ella él siempre rescatará la municipal: «Yo soy mucho de estar en la calle», advierte.