Un salón de gala en el palacio del obispo Quiñones y Guzmán
El palacio que encargó el obispo Quiñones y Guzmán en el siglo XVI ya contemplaba este espacio como salón de gala. El edificio renacentista fue comprado por la institución provincial en mayo de 1882 y a partir de entonces el lugar también se convirtió en el epicentro de la actividad más representativa de la Diputación. Hoy en día, el salón ya únicamente dispone de dos elementos originales de la época de su construcción: la chimenea y el artesonado de madera de pino de Segovia. No se conoce con exactitud el destino que la familia de los Guzmanes dio a este espacio, ya que cuando la Diputación compró el palacio no tenía mobiliario alguno. El único elemento del salón que fue rehabilitado no hace demasiados años fue la piedra de la chimenea, coincidiendo con la restauración de la de las escaleras centrales del edificio, al tratarse del mismo material en ambos casos, original de la época en la que el edificio fue construido. Entre el año 2003 y principios del 2004, la institución provincial empleó más de 140.000 euros en las labores de recuperación y limpieza de las vidrieras de su galería. Estos vitrales fueron encargados, diseñados y colocados en los años cuarenta del siglo pasado. Desde aque momento, únicamente habían vivido recuperaciones puntuales en alguno de sus veinte ventanales. El salón cuenta, además, con una serie de escudos ubicados por encima de las sargas, que representan a los diez partidos judiciales de la provincia, que desde hace años se han quedado reducidos a media docena. También en la parte superior de la chimenea existe un cuadro, pintado igualmente por Demetrio Monteserín.