Diario de León
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León

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Marta, Pablo y Juan eran tres chicos que estudiaban en un instituto de la ciudad. Era el año 2030 y todo era muy diferente de lo que nosotros vemos ahora, era tan diferente que los árboles que había estaban la gran mayoría enfermos o dañados, el cielo había perdido su gran azul, al que sustituía una gris y espesa capa de humo. El lugar donde su abuelo jugaba cuando era joven estaba lleno de basura, papel, plásticos, pilas¿ Miles de industrias se desarrollaban al lado de los ríos vertiendo los residuos que no utilizaban. ¡Era espantoso! -¿Alguno de vosotros se imagina como era esto antes? -preguntó Marta intrigada. -Mi abuelo me dijo que era precioso y que para evitar todo esto se pusieron muchas medidas; pero la gente no hizo caso -dijo Pablo. -¿Y qué medidas fueron? -dijo Marta intrigada. -Pues¿ hicieron muchas campañas por la tele, hablaban de desarrollo sostenible¿ -¿Y qué es eso? -preguntó Juan ansioso por saber la respuesta. -Pues una gestión que garantizaba las necesidades de las generaciones presentes sin amenazar a las futuras -dijo Pablo. -¿Y qué más? -preguntó Marta. -Colocaron diversos contenedores para cada producto, por ejemplo, para el papel pusieron el contenedor azul, para el plástico el contenedor amarillo y para el vidrio el verde, de esa manera se podía reciclar y evitar la contaminación y la deforestación masiva. A parte de esto, hicieron millones de campañas para concienciar a la gente de lo que podía ocurrir si se dañaba al medio ambiente, el tratado de Kioto¿ pero la gente, ilusa, no lo hizo y ahora sufrimos las consecuencias: deterioro de la capa de ozono, deforestación, la contaminación que hay¿ incluso la lluvia ácida y el efecto invernadero. -Quizás ahora la gente actúe viendo esto¿ Nosotros podemos dar ejemplo -dijo Juan muy animado-. Si ven que nosotros reciclamos y reutilizamos puede que nos imiten y podamos parar esto, aunque sólo sea para frenarlo un poco. -No es mala idea¿ pero necesitaremos apoyo -dijo Pablo. -Yo escribiré cartas a muchas industrias y a la Administración -dijo Marta. -Y yo hablaré con los ciudadanos; poco a poco lo conseguiremos -dijo Juan. Y efectivamente, gracias a estos tres niños y al apoyo que recibieron en todos los sectores, las industrias disminuyeron su emisión de gases en un 24%, entró en vigor una ley que obligaba a reciclar y prohibía verter residuos al suelo o al agua y se plantaron millones de árboles por todo el mundo. Poco a poco, esa ciudad llena de humo y contaminación se fue transformando en una ciudad limpia y respetable con el medio.

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