| Reportaje | Lo que cuesta arrancar; lo que vale pararse |
Agujero en el arranque del camión
Más de tres mil quinientos transportistas leoneses se enfrentan a diario al dilema de trabajar por debajo del coste en un sector ahogado por la subida del petróleo
Un camión transita por un polígono industrial leonés
El testimonio de los profesionales del volante coincide en el enfoque que le dan a la rentabilidad del sector: «Prefiero tener parado el camión que trabajar así; no ganaré dinero, pero al menos no lo pierdo». 40 litros a los cien Ese el gasto medio de combustible del medio de vida de los camioneros autónomos leoneses. Los más de tres mil quinientos que cada día afrontan el reto de apretar el botón de arranque. «Es fácil echar cuentas de lo que se gasta». León puerto de Gijón, sin ir más lejos. «La factura del gasoil anda cerca de los doscientos euros. No se lo pensaría usted?», interpela el camionero. Veinte kilos en siete ejes El camionero autónomo demuestra su valor el día que va al banco y pide crédito. Comprar un camión (motor 460 cv) y un remolque (acorde al tipo de transporte), veinte kilos del vellón. «O sea, que llevamos el patrimonio hipotecado sobre ruedas; y están las cosas como para hipotecarse y menos con un camión». León-Valencia, 100 euros Pero de ganancia. «Vamos, pagamos gasoil, peajes, comida, no podemos repercutir en los costes, echamos cuentas, tres días de trabajo, 100 euros. Cobrados a los tres meses. Mire si es negocio». Resumen: «Trabajar por debajo de los costes es delito», ironizan.