El nuevo Siglo de Oro

Acercarse a la literatura, no sólo ayuda a desarrollar la sensibilidad estética, sino también a crecer. Y si ese acercamiento se realiza desde edades tempranas, el goce por lo bello y el crecimiento personal, puede llevar a despertar el gusto por la lectura y la creación literaria.    Un trozo de ese despertar se ha producido con el trabajo realizado por los alumnos de cinco años del Colegio Público Luis Vives, que han presentado un libro de literatura infantil hecho por ellos, con la inestimable ayuda de sus maestros. La idea surgió el pasado mes de septiembre cuando algunos jóvenes jugaban a ser artistas. Rápidamente, Pilar y Conchita, tutoras de dos de los cursos, se sumaron al proyecto llevando a sus alumnos por la misma senda. Como por arte de magia, la literatura ocupó pronto un lugar privilegiado e imprescindible en sus rutinas de trabajo y con ella han caminado hasta final de curso.    Para llevar a cabo el proyecto se tuvo en cuenta una visión amplia de la literatura en la que ha tenido cabida lo antiguo, lo popular, lo clásico, lo contemporáneo y, cómo no, lo inventado, pues el potencial de la imaginación de los niños de estas edades sorprende hasta límites insospechados. Imaginar es el paso previo para poder crear y las invenciones de poemas o adivinanzas también ocupan páginas del libro. En sus páginas pueden encontrarse canciones, refranes, trabalenguas, juegos de palabras, adivinanzas¿ pero sobre todo han abrazado de manera especial a la poesía. Y según sus responsables «ha merecido la pena, pues sorprende lo mucho que les gusta a los pequeños la poesía: el ritmo, la rima, la musicalidad, el sosiego que les produce. Pronto les cautivó y aunque al comienzo del curso los niños no sabían leer, no importó, pues este arte es válido también para ser escuchado y con la magia de los versos hemos pasado momentos deliciosos».    Aunque existió una finalidad pedagógica en la elaboración del libro, sus autores han buscado sobre todo el goce estético de los textos.     El primer contacto fue con lo oral; reforzando la entonación, el vocabulario, pero sobre todo dando prioridad a la comprensión. Después llegó la presentación del texto escrito en un folio en blanco para luego jugar con el lenguaje escrito rodeando grafías, palabras, escribiendo sinónimos, antónimos, finales inventados o realizando tímidas copias que fueron ya magistrales a partir del segundo trimestre. Finalmente cada niño ilustraba su texto con sus propios dibujos.    Como señalan los profesores del centro «en cuanto al resultado final cabe destacar dos consideraciones: primero la emoción ante un libro de literatura infantil compuesto por cincuenta hojas, variado, creativo, trabajado, que parece increíble que haya sido realizado por niños de tan corta edad y segundo, la sorpresa ante el gran interés por crear sus propios textos, y así jugamos a ser inventores de poesías, adivinanzas o palabras bonitas».     Merece especial atención la colaboración de las familias que han valorado el trabajo de sus hijos y han seguido su entusiasmo proporcionando en ocasiones textos para el aula.   «Deseo enormemente que la huella de esta aventura, deje en sus almas infantiles un grato recuerdo, les dote de mayor sensibilidad y que contribuya a que, en algún momento de sus vidas, les sirva para que les atraiga más una buena lectura que un videojuego».