Diario de León

| Crónica | La noche más corta |

El fuego avivó el ambiente en León Las carpas, a partir un piñón Deseos convertidos en cenizas

Miles de personas presenciaron la quema de la hoguera y el espectáculo musical de los fuegos artificiales antes de ir de fiesta

El entorno de la Junta se llenó de leoneses para sentir el espectáculo de luz y música

El entorno de la Junta se llenó de leoneses para sentir el espectáculo de luz y música

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D. López - león
León

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Fue el punto de partida de la noche mágica. Los primeros sones de la música acallaron las voces en el entorno de la explanada de la Junta para dejar paso al estruendo de las luces. El espectáculo pirotécnico a cargo de la prestigiosa empresa Vicente Caballer rompió con la dinámica tradicional de la noche mágica en León. Acompasados con los ritmos de conocidas canciones, las luces ascendieron a la negrura del cielo en una noche de buen carácter que facilitó la marea humana que se congregó en torno a la Delegación de la Junta. Fueron veinte minutos de asombro, sobre todo en los rostros de los más pequeños. Rondando la medianoche, las caras se volvieron hacia el Auditorio. Frente al edificio de Tuñón y Mansilla se congregaron cientos de personas que quisieron contemplar en directo la quema de deseos con esperanza y ver cómo el fuego consumía lo oscuro que ha traído este 2008. La pira, conformada por muebles viejos como manda la tradición de siempre, ardió en pocos minutos llevando un calor insoportable a los valientes de las primeras filas. Con el fuego aún ondeando en la noche, la marea humana se dirigió, río abajo, hasta el ombligo de la fiesta, en la avenida Sáenz de Miera. Las carpas se pusieron a reventar en pocos minutos y los feriantes hicieron su agosto con los cachivaches de la feria. Paseo arriba, paseo abajo, los noctámbulos esperaban un sitio para picar algo mientras curioseaban en los puestos de baratijas. La fiesta continuó hasta altas horas, mucho más allá del amanecer, en las calles del Húmedo y del Barrio Romántico. Apenas un hueco quedó en León para el respiro en la noche más mágica del año. El ambiente en la avenida Sáenz de Miera comenzó ya a media tarde. Sólo unos pocos afortunados consiguieron sitio a la primera para picar algo en la noche de San Juan, a la espera de que comenzara la fiesta de los fuegos artificiales. Después fue imposible. El maremágnum humano colapsó la zona pocos minutos después de la medianoche, pero el ambiente no se cargó. Los más apegados a la tradición no quisieron dejar de pasar la noche de San Juan sin otear la ciudad desde lo alto de la noria en una noche con un tiempo espectacular que echó a la gente de sus casas, un año más. La iniciativa del Ayuntamiento de recoger en urnas de cartón los deseos de los leoneses para que ardieran junto a la pira de San Juan llenó de cenizas de deseos inconfesables el aire de León. Cientos de personas grandes y pequeñas fueron testigos de como el fuego devoraba los muebles y trastos viejos que este año conformaron la hoguera de San Juan.

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