Asaja pide que se autorice la quema de rastrojos porque los agricultores llevan «siglos» evitando incendios

Los habitantes del campo llevan «siglos» evitando los incendios forestales, pese a que las estadísticas reflejen que cerca del 70 por ciento de los fuegos los originan las actividades agrarias, según defendió ayer la organización Asaja. Esta organización agraria subraya, en un comunicado, que «son los agricultores y ganaderos, quienes viven permanentemente en el campo, los que desde hace muchos siglos se han ocupado de evitar los incendios». «Las estadísticas a veces ofrecen datos que hay que interpretar correctamente, puesto que es materialmente imposible que la gente que vive en las ciudades, y que nunca o muy ocasionalmente visita el medio rural, pueda ser causante, casi siempre accidental, de un incendio», advierte Asaja de Castilla y León. Asaja pide que «en lugar de responsabilizar de lo inevitable» a quienes viven en el campo, «se le faciliten herramientas, como la quema de rastrojos, para evitar males mayores». Asaja hizo esta petición a la Junta de Castilla y León que autorice la quema controlada de rastrojos, ante la gran cantidad de paja de cereal que se prevé este verano. «Ante las previsiones de la campaña de cereal en Castilla y León, en la que se prevé una cosecha considerable y una gran cantidad de paja», Asaja solicitó a las consejerías de Agricultura y de Medio Ambiente que autoricen estas quemas «para evitar riesgos de incendios». Las tres salidas que tiene la paja son para consumo del ganado, las plantas de biomasa, «una demanda que en estos momentos no existe en nuestra región», y que el agricultor la pique para que se incorpore a la tierra como un nutriente más, ha explicado la organización agraria en un comunicado. «En años como el actual, con buenas previsiones de cosecha, la demanda de paja es escasa, más teniendo en cuenta el coste, especialmente de gasóleo, que acarrea recogerla y prepararla», indicó Asaja. Por ello, en muchas parcelas, especialmente de trigo y centeno, con paja poco atractiva para el ganado y difícil de picar, «quedarán abundantes montones». Asaja considera que en estos casos las quemas de rastrojos, «siempre autorizadas por la Junta y controladas adecuadamente, son la mejor solución para evitar que se produzcan incendios fortuitos y se multipliquen los riesgos de incendios y también de plagas».